Discurso 05/2013
30 de septiembre 2013
Muy buenos días a todas y todos. Bienvenidas y bienvenidos a la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal.
Agradezco de manera especial la presencia de líderes de las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) que me acompañan está mañana y de las y los compañeros de los medios de comunicación, muchas gracias por estar aquí.
La intención de esta convocatoria es informar a la opinión pública que en este momento, hace unos minutos, se ha hecho entrega al Presidente de la Comisión de Gobierno de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, al Diputado Manuel Granados, una misiva en la que le comunico mi decisión de dejar sin efecto la solicitud de ratificación que presenté a dicha Comisión en julio pasado.
Desde aquél momento y hasta la fecha de hoy, he considerado importante dar continuidad al trabajo profesional, honesto y valiente de un equipo que, bajo mi presidencia, ha sabido colocar a este Organismo público autónomo en niveles de excelencia que le han valido reconocimiento local, nacional e internacional, como una institución pública ejemplar en la defensa y promoción de los derechos humanos.
A lo largo de estos cuatro años, mi equipo ha hecho un trabajo excepcional. Lo demostró sin duda cuando hicimos pública la situación de trata de internas en las prisiones de la ciudad; cuando sin temor ninguno de los costos políticos que asumimos, desafiamos al poder económico recomendando la cancelación del proyecto Supervía y, de manera inédita, hicimos la solicitud al órgano legislativo de esta capital para que llamara a comparecer al Jefe del Ejecutivo local; lo demostramos también al llevar a cabo una estrategia integral contra el arraigo que colocó el tema en los foros internacionales y que tuvo innegables efectos en el país entero. Fuimos los únicos que pusimos en la agenda pública el tema de la presentación de probables responsables ante los medios de comunicación, y desde luego, fuimos un factor decisivo para que casi un centenar de personas detenidas de manera arbitraria el 1 de diciembre de 2012 fueran procesadas e injustamente sentenciadas por un delito absolutamente desproporcionado, que además no cometieron.
No omito el trabajo realizado para introducir el tema de los derechos ambientales en la agenda, para ser la primera Comisión pública de derechos humanos que abordó la reciente competencia constitucional en materia de derechos laborales; para trabajar seriamente contra la tortura, a favor de las poblaciones callejeras, de las y los jóvenes, de las personas con discapacidad, de las mujeres, la comunidades LGBTTTI, los adultos mayores, las niñas, los niños y los adolescentes.
Mi equipo de trabajo, siempre arropado por nuestro Consejo Ciudadano, y en colaboración estrecha con más de un centenar de Organizaciones de Sociedad Civil, con la academia, con los sindicatos, con los organismos internacionales, con otras Comisiones y Defensorías de derechos humanos del país y del extranjero, trabajó intensamente para defender y promover los derechos de todas y todos, en la ciudad y fuera de ella. Nos han acusado por ello de hacer trabajo más allá del Distrito Federal. A propósito quiero aclarar que hemos sabido aplicar la ley y nuestro reglamento para, con fundamento legal, extender nuestras facultades para atender lo que otros dejan inatendido. Por eso la Unión Europea financia el proyecto DHMigrantes, por eso damos cursos en varios estados de la República, por eso atendemos los casos de periodistas y defensores violentados en cualquier lugar del país y por eso acabamos de enviar 20 toneladas de ayuda a los damnificados de los meteoros recientes en La Montaña de Guerrero.
Porque sabíamos que la política tiene una lógica de intereses, estos cuatros años fueron la oportunidad para demostrar que una institución pública puede trabajar de manera tan amplia y tan contundente como quienes laboran en ella quieran y sepan hacerlo. Sin duda, hemos hecho cosas grandes.
Desafortunadamente, en las últimas semanas información malintencionada ha intentado desacreditar todo ese trabajo. Con información sesgada, descontextualizada y en algunos casos, francamente falsa, ha colocado temas que a diversos niveles han buscado ofrecer una imagen distorsionada sobre el trabajo de esta institución. Opinar es fácil, opinar por ejemplo, de un caso, como el del ex Ministro Góngora, es muy fácil cuando, sin profundizar en la complejidad del tema, se miente a sabiendas que la opinión pública comprará acríticamente razones superficiales de aparente justicia; opinar que defendemos vándalos también es fácil en el seno de una sociedad crispada y harta de la impunidad. Lo que no es fácil es hablar de frente, con la autoridad de los argumentos, para encarar a violadores de derechos humanos, sin importar el rango que ostenten. Aclaro que no descalificó esas opiniones; no las comparto como lo he y de hecho, defiendo el derecho a que sean expresadas. Sin embargo, pienso que son, a todas luces, insuficientes para argumentar un desacuerdo de fondo con la manera en la que trabaja esta Comisión. Confundir ideología con derechos humanos es una señal de intolerancia y de fundamentalismo.
Lo mismo pienso de la campaña mediática contra mi persona. Por fortuna, esta Comisión cuenta con una Contraloría independiente, tiene un Consejo Ciudadano formado por personas de alta jerarquía moral y está sujeta a auditorías frecuentes y permanentes de la Contaduría Mayor de Hacienda y de despachos privados que dan cuenta de la transparencia con la que hemos desempeñado la función pública que tenemos encomendada.
Con toda claridad lo digo, no considero justo que los juicios ligeros, desinformados y legos que han presentado diputados de algunos partidos a la Asamblea de la ciudad de México, intenten poner en duda la profesionalidad de mi equipo con tal de obstaculizar mi reelección. Tampoco puedo aceptar que quien o quienes estén tratando de desacreditar mi persona para el logro de ese mismo fin, terminen afectando el prestigio de la más importante institución defensora de derechos humanos del país.
Por esa razón, he decido no ser yo quien contribuya al desgaste que todo este contexto de adversidad le ha significado a la institución del Ombudsman en esta capital. La CDHDF no es mi patrimonio; me fue encomendado presidirla por cuatro años y ese periodo concluye hoy. Me voy orgulloso de lo que hicimos, que fue mucho y en más de un sentido, inédito y pionero; desde luego cometí errores, como en todas las instituciones, dejó también gente insatisfecha e inconforme y aprovecho para disculparme públicamente por ello. Pero me voy sabiendo que mientras estuve aquí hice lo que debía. Le cumplí a la Asamblea y a la ciudad, y en su fuero interno, las y los diputados de esta legislatura, de la pasada e incluso mis más feroces críticos, lo saben a ciencia cierta. Queda pendiente para la Sociedad Civil hacer una lectura política de por qué la oposición decidió obstaculizar de forma tan irresponsable y virulenta el trabajo honesto, profesional y valiente, insisto, de esta Comisión.
Agradezco en todo lo que vale a las más de 400 organizaciones civiles, academia, embajadas e instituciones nacionales e internacionales que apoyaron mi ratificación. A quienes firman los desplegados aparecidos hoy en la prensa y a todas y todos quienes han intentado defender la institución de este embate político. Agradezco el acompañamiento de mi equipo de trabajo, el respaldo de mi Consejo y el apoyo incondicional de mi familia, y de las Organizaciones de la Sociedad Civil con las que hemos trabajado codo a codo a lo largo de este periodo. Sin duda, esta ha sido la experiencia mas gratificante de mi vida.
Gracias también a los medios de comunicación que en todo este tiempo cubrieron y dieron cuenta puntual de lo que hicimos. Mañana, la Comisión seguirá trabajando como todos los días, porque para fortuna de las y los capitalinos, esta institución, gracias a su gente, sigue siendo solida y confiable. Ojalá que sepamos mantenerla así.
Muchas gracias por su atención.