Discurso 44/2014
13 de junio de 2014
Gracias, buenos días a todas y todos; antes que nada, les agradecemos el hecho de que estén aquí, que confíen en esta, su Comisión de Derechos Humanos, que siempre estará abierta y atenta a difundir, darles la información para efectos de sus derechos; pero, sobre todo, recibir y que se empoderen de los mismos, en esta cultura de la denuncia. De igual forma, al Comité, a las Instituciones, es muy importante y es un buen mensaje que aquí concurran en la diversidad, la Sociedad Civil, las Instituciones que, finalmente, están para servirles.
Hoy nos convoca un problema social que parece invisibilizado: el aumento en el abuso, el maltrato y la violencia que afecta a personas adultas mayores; se trata de un asunto prioritario que demanda atención inmediata en la agenda pública de la sociedad y las familias.
No obstante de que existen esfuerzos realizados en las instituciones públicas y Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC), defensoras y defensores de derechos humanos, existen retos claramente identificables que requieren la participación activa y el empoderamiento de las propias Personas Adultas Mayores (PAM), de sus familias, comunidades y de la sociedad en su conjunto, para detener la violencia y las violaciones a los derechos humanos de estas personas. Por ello, la importancia de estaJornada, organizada por el Comité Intersectorial México por la Convención de los Derechos de las Personas Adultas Mayores, integrada por las instancias que se sumaron desde 2011 al llamado de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), para promover los derechos de las Personas Adultas Mayores, por ello, nuestro agradecimiento y, reitero, el compromiso de estar aquí, de parte del Comité que está hoy en nuestro presidium.
Agradecemos a las y los representantes de las instancias federales que nos acompañan, así como al Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal (TSJDF) y al Gobierno del Distrito Federal, por responder a la invitación para atender esta Audiencia Pública; su compromiso con las Personas Mayores, que hoy refrendan, posibilita la construcción del tejido interinstitucional y social que dé respuesta a las voces de las Personas Adultas Mayores que hoy escucharemos.
Principalmente, nos congratulamos de tenerlos en la Casa de los Derechos Humanos de esta ciudad, a las Personas Adultas Mayores, para quienes hemos organizado esta Audiencia Pública, con el objetivo de promover su autonomía y asegurar que cuenten con mecanismos de exigibilidad, justiciabilidad y reparación, cuando ocurra la violación a sus derechos humanos, en particular, para hacerles saber que toda forma de violencia, abuso o maltrato hacia sus personas es un acto inadmisible, y que existen instancias a donde pueden acudir para denunciarlas.
La percepción negativa que aún se tiene de la vejez en los ámbitos familiar e institucional, constituyen la principal causa de la situación de discriminación y exclusión que afronta este grupo; en particular, las mujeres adultas mayores, que sufren doble discriminación por género y por edad.
En la Comisión de Derechos Humanos tenemos la certeza de que se requiere impulsar un cambio radical que permita erradicar los prejuicios y actitudes discriminatorias sobre el proceso cronológico, natural e irreversible del envejecimiento, así como la propia percepción y expectativas que las Personas Adultas Mayores tienen respecto de sí mismas.
El enfoque de los derechos humanos permite atender de manera integral las necesidades e intereses de las Personas Adultas Mayores, pues básicamente supone tomar en cuenta al Derecho internacional de los Derechos Humanos, como marco conceptual aceptado y capaz de ofrecer un sistema coherente de principios y reglas en el ámbito de las políticas públicas, la legislación y de las obligaciones de las autoridades.
En la Comisión de Derechos Humanos hemos identificado, a través de las quejas que recibimos, más de 391 casos.
Las principales modalidades de afectación documentadas por esta Comisión se refieren a violencia familiar; en ellas, violencia psicológica, física y económica; omisiones en su cuidado por parte de familiares; problemáticas relacionadas con el acceso a los servicios de vivienda, salud, alimentación y agua, como son la inaccesibilidad y cobro excesivo o no aplicación de descuentos a Personas Adultas Mayores; inaccesibilidad a tarjetas de apoyo económico; problemáticas en la calidad de los servicios que proporcionan los albergues; falta de asesoría e información cuando se encuentran como víctimas del delito, negativas para iniciar Averiguaciones Previas, en su calidad de víctimas; violaciones al Derecho a la Movilidad en la ciudad o transportes públicos, en los casos de discapacidad; violencia laboral, entre ellas también, la sicológica, física y económica. La problemática relacionada con el acceso a servicios administrativos, como actas de nacimiento o inscripción a programas deportivos, recreativos y educacionales. Si bien no es menor el número y diversidad de afectaciones que se pueden sufrir por parte de los que tenemos la obligación de evidenciarlo, pero sobre todo, de atenderlo.
Se han emitido cinco Recomendaciones por parte de la Comisión, que documentan cómo la profunda desigualdad y discriminación en perjuicio de los adultos mayores conduce a escenarios de violencia, abandono, malos tratos, falta de oportunidades, provisión de servicios básicos inadecuados e ineficientes, así como una limitada participación en la vida pública; especialmente cuando las personas se encuentran bajo el cuidado del Estado o en una situación de extrema vulnerabilidad, como son cuando sobreviven en la calle.
Y aquí otro dato que queremos destacar: en los informes especiales que hemos llevado a cabo por parte de esta Comisión, hemos identificado, para efectos de propuestas, que tiene que haber un cambio cultural. Se encontró que debemos promover, a través de políticas públicas, una profunda revolución cultural que permita erradicar valores peyorativos hacia la vejez, impedir que la muerte social anteceda a la muerte biológica, fortalecer la solidaridad intergeneracional, impulsar la revaloración social de las personas adultas mayores y estimular su plena inserción en la vida familiar, social y comunitaria.
De igual forma, en los servicios de salud se encontró urgente la implementación de políticas que incluyan la atención de los problemas de discapacidad de las personas adultas mayores, así como la promoción de la salud y la atención preventiva. Y finalmente, la seguridad económica, donde se debe procurar a la población adulta mayor estrategias para garantizar que cuenten con la protección de una pensión al retiro de su trabajo y ofrecer oportunidades de empleo formal que tomen en consideración las particularidades de las personas adultas mayores.
Y del Informe Especial que tenemos sobre Poblaciones Callejeras, hay personas que viven y sobreviven en la calle con una edad mayor de 60 años. La condición de vida en la calle aumenta el riesgo de que las personas adultas mayores sufran violaciones a sus derechos humanos, causadas por actos de discriminación y falta de acceso a servicios de salud, de seguridad social y de vivienda. Las personas adultas mayores que viven y sobreviven en las calles requieren de una protección especial.
La Comisión considera urgente que el Estado asegure, de manera efectiva, el acceso a medicinas y atención primaria básica en materia de salud y elimine los obstáculos para conseguir un empleo, o para acceder a programas sociales.
Esperamos —y de ahí el objetivo de esta Jornada—, se visibilice el problema de violencia, porque no es menor, está ahí, lo tenemos identificado, pero más que nada que ustedes ubiquen, identifiquen y conozcan las instancias y las autoridades que estamos para servirles y que estamos para escucharlos. Finalmente es lo que nos tiene en esta condición de crisis en esta sociedad. El perdernos su sabiduría y el faltarles al respeto al no darles su dignidad. Es lo mínimo que se debe dar, porque es una exigencia básica como identidad común.
Muchas gracias a todas y todos, y que sea una excelente Jornada.