Discurso 61/2014
4 de agosto de 2014
Muy buenas tardes a todas y todos, me da mucho gusto poder compartir esta mesa con las personas que representan a las instituciones que forman parte del Comité Promotor de la Carta de la Ciudad de México por el Derecho a la Ciudad, así como a las personas de otros países que el día de hoy nos acompañan dando testimonio de este importante acto.
Desde luego, muy buenas tardes a las personas que provienen de la academia, sociedad civil, medios de comunicación y desde luego a mis compañeras y compañeros que colaboran en esta Comisión.
Como todas y todos ustedes saben, durante los últimos diecisiete años, la Ciudad de México ha transitado por un importante proceso de construcción y consolidación de la democracia que se ha caracterizado por la creación y defensa de instituciones sociales y de gobierno, así como por la generación y consolidación de modelos de vida sustentados en visiones –muchas ocasiones reconocidas nacional e internacionalmente como de avanzada– y que han intentado garantizar la visibilización y el respeto de las diferencias a partir de estrategias de inclusión y desarrollo humano.
Todas y todos sabemos que, en tanto ciudad capital, el Distrito Federal presenta un conjunto de particularidades económicas, sociales y culturales que exigen que este proceso amplio y complejo de democratización que vivimos se encuentre orientado al pleno reconocimiento y satisfacción de los derechos humanos de todas las personas que viven y transitan por ella –en especial de aquellas que se encuentran en alguna situación de desventaja o vulnerabilidad–, pues es también sabido que, para conocer el nivel de democratización que ha alcanzado una ciudad, no sólo es necesario medir el nivel de participación política de sus habitantes, sino que es necesario llevar a cabo una verificación transversal sobre la situación y ejercicio de los derechos fundamentales de todas las personas en su conjunto.
Teniendo en cuenta esta reflexión, así como las variadas exigencias que demandan la vida en una ciudad como el Distrito Federal, hemos podido constatar la forma en que se ha construido y dado surgimiento a lo que hoy se conoce como el derecho a la ciudad, o lo que es lo mismo, como el derecho que nos asegura a todas y todos la posibilidad de participar y decidir la manera en que, como habitantes, queremos construir nuestra comunidad frente a un escenario global y nacional de constante cambio y evolución que requiere de acciones integrales, estructuradas y efectivas para la atención de problemáticas complejas.
Es bajo este enfoque, y gracias al empeño e importante articulación de actores provenientes de la sociedad civil organizada, particularmente del movimiento urbano popular y la Coalición Internacional para el Habitat – América Latina, así como de otras organizaciones relacionadas con la defensa y promoción de los derechos humanos económicos, sociales y culturales, así como de entidades del Gobierno del Distrito Federal como la Secretaría de Gobierno y la Procuraduría Social, y desde luego con el acompañamiento de esta Comisión, que surge la Carta de la Ciudad de México por el Derecho a la Ciudad que hoy nos ocupa, como un esfuerzo que se enmarca en el proceso de transición de la Ciudad de México y el cual, sobra señalar, constituye la muestra de una valiosa apertura democrática que, sobre la base de un diálogo ciudadano, nos permite conocer el día de hoy la manera en que las y los habitantes de la Ciudad de México queremos ejercer y disfrutar nuestros derechos humanos.
Precisamente por ello, puede afirmarse que la Carta de la Ciudad de México por el Derecho a la Ciudad constituye un importante referente social y político que permite a las autoridades acceder a un conjunto de criterios y orientaciones que contribuyan a una mejora en la toma de decisiones orientadas a la satisfacción de los intereses y necesidades de las personas que habitamos el Distrito Federal, siempre bajo la consideración primordial de que tales acciones deben asegurar el respeto y garantía transversal de los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales, así como la generación de condiciones de igualdad, participación y desarrollo para todas las personas, sin discriminación.
Algo importante que también vale la pena tener en cuenta es que este documento no sólo debe ser considerado como una carta de buenas intenciones, sino que por el contrario, constituye una importante herramienta de navegación urbana y social que nos brinda la posibilidad de atender problemáticas recientes y propias de nuestro contexto, así como de fortalecer las acciones del gobierno y la participación social para la construcción de estrategias de diálogo incluyente que deriven en el diseño, implementación y evaluación de políticas públicas siempre con un enfoque de derechos humanos.
Es por todo esto que, en el marco de un eventual proceso para la construcción de una Constitución Política para la Ciudad de México, la consideración de la Carta de la Ciudad de México por el Derecho a la Ciudad constituye no sólo un elemento útil, sino indispensable y necesario para garantizar la plena vigencia de los derechos fundamentales de todas las personas que vivimos y transitamos por la Ciudad de México, pues su visión enfocada a la integralidad, indivisibilidad, progresividad y universalidad de los derechos humanos abona también a la consecución de los principios y obligaciones que nuestra Constitución consagra en torno a ellos.
Esto quiere decir que como autoridades, la implementación de la Carta de la Ciudad de México por el Derecho a la Ciudad debe contribuir a la generación de esquemas integrales de actuación que abonen a la generación de mecanismos de prevención eficaz de violación a los derechos humanos.
Uno de los retos más importantes que tenemos como ciudadanas y ciudadanos, habitantes de la Ciudad de México, para lograr la efectiva implementación de este instrumento consiste en apropiarnos del mismo y contribuir democráticamente en el desarrollo de las vías de exigibilidad de los derechos humanos. Como ciudadanos y ciudadanas de una ciudad tan grande no podemos quedarnos pasivos ante situaciones que plantean violaciones a los derechos humanos o que redundan en un estancamiento social; sino por el contrario, debemos fomentar la evolución y desenvolvimiento de nuestras capacidades democráticas y sociales para el beneficio colectivo.
Por ello, la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal ratifica de esta firma el compromiso de seguir aportando en la consolidación de los esfuerzos del Comité Promotor de la Carta de la Ciudad de México por el Derecho a la Ciudad, y seguiremos impulsando desde las atribuciones que constitucionalmente tenemos, la promoción de este valioso instrumento como un marco para la orientación de elaboración de políticas públicas, así como una herramienta ciudadana para el ejercicio pleno de los derechos humanos.
La Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal refrenda en este acto el reconocimiento al trabajo desarrollado por el Comité Promotor de la Carta de la Ciudad de México por el Derecho a la Ciudad, y comparte el reto por lograr alcanzar un posicionamiento de la Carta en nuestra Ciudad. En este marco queremos invitar al Gobierno del Distrito Federal, a las jefaturas delegacionales, al Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal así como a los organismos autónomos de esta Ciudad para refrendar el compromiso de ser parte de la Carta de la Ciudad de México por el Derecho a la Ciudad.
La construcción de una ciudadanía participativa y democrática es tarea de todas y todos. Refrendamos institucionalmente la continuidad del compromiso ya señalado y refrendamos el día de hoy la construcción participativa de todas y todos en un escenario que nos enfrenta en los retos de una construcción democrática.
Muchas gracias.