Discurso 78/2014
30 de septiembre de 2014
Para la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal es un gusto recibirles el día de hoy, en el que este Organismo Público Autónomo de Derechos Humanos celebra su vigésimo primer aniversario.
Agradezco la presencia de Eréndira Bosques, nieta de Gilberto Bosques Saldívar, y familiares que la acompañan; de Philippe Ollé-Laprune, Director de la Casa Refugio Citlaltépetl; así como el escultor Pedro Ramírez Ponzanelli. De manera particular saludo a todas y todos las compañeras y compañeros que laboran en esta noble institución y que han sido partícipes de su creación y fortalecimiento.
A lo largo de este tiempo la Comisión ha buscado reconocer el trabajo y preservar la memoria de personas comprometidas con la defensa y promoción de los derechos humanos. En ocasiones este compromiso los ha llevado a situaciones extremas, e incluso a poner en riesgo sus propias vidas a cambio de alzar la voz y defender a los más vulnerables contra abusos por parte de regímenes autoritarios.
El personaje que nos reúne esta mañana es bien conocido por todas y todos en esta Comisión. Desde nuestro espacio se le han brindado múltiples homenajes, publicaciones y exposiciones fotográficas. Su biografía es testimonio de grandes procesos de la historia de nuestro país y del mundo, del México revolucionario a la Europa en Guerra, y posteriormente a la Cuba revolucionaria.
Sin duda alguna su legado perdurará no sólo en la historia diplomática de nuestro país, sino en las miles de vida que logró salvar, valores universales como la dignidad humana, la justicia y la honestidad. Nos referimos a Gilberto Bosques Saldívar, destacado periodista, político y diplomático, defensor incansable de los derechos humanos, hombre fiel a sus ideales comprometido con numerosas causas a favor de la justicia social.
La plaza en la que nos encontramos ya lleva el nombre de este destacado mexicano, pero gracias a la generosidad de la Casa Refugio Citlaltépetl y del artista Pedro Ramírez Ponzanelli, a partir de hoy podremos contar con un busto de don Gilberto.
Philippe Ollé-Laprune y Pedro Ramírez donaron esta obra para que embellezca nuestras instalaciones y se fortalezca el homenaje que la institución quiere brindarle por su incansable labor en pro de los derechos humanos. Muchas gracias a ambos.
Para la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal es un honor que la develación del busto que realizaremos en unos minutos enmarque las actividades de celebración de nuestro propio aniversario.
Agradezco nuevamente su presencia y celebraremos juntos que la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, que día con día busca ser un espacio de defensa y promoción de los derechos humanos de las personas que habitan y transitan en la Ciudad de México.
Que el simbolismo del arte sea la muestra clara que nos dé esta permanencia y que nos haga siempre tener latente que es un honor defender los derechos humanos en todo momento.
Muchas gracias.