Discurso 001/2015
26 de enero de 2015
Buenos días a todas y todos. Saludo al honorable presídium. El día de hoy, la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) tiene el honor de inaugurar y recibir la exposición fotográfica “El soldado Tolkatchev a las puertas del infierno”, del virtuoso Zinovii Tolkatchev. Como toda expresión artística, esta muestra es una poderosa invitación a la reflexión. Una de las características fundamentales que nos distingue como seres humanos, es la capacidad para tomar decisiones y asumir sus consecuencias; desafortunadamente, son recurrentes aquellas que se acompañan de actos que vulneran los derechos humanos y la dignidad de las personas, quedando profundamente marcados en la historia.
En este sentido, la Asamblea General de las Naciones Unidas emitió una Resolución estableciendo el 27 de enero como el Día Internacional de Conmemoración de las Víctimas del Holocausto. En ella, insta a los Estados Miembros a divulgar este hecho dentro de sus programas educativos para que las nuevas generaciones puedan prevenir actos similares en el futuro, y condena todas las manifestaciones de intolerancia, incitación, acoso o violencia contra personas o comunidades basadas en el origen étnico o en las creencias religiosas.
Este día conmemorativo tiene la función de recordarnos sobre los alcances de la propia barbarie humana: en pleno 2015, a casi 70 años de la liberación de los detenidos en los campos de concentración de Auschwitz, seguimos sorprendiéndonos y repudiando hechos como los que sucedieron en Francia hace un par de semanas, en el que 12 personas murieron en un atentado a la revista Charlie Hebdo; como el que sucedió en el Norte de Nigeria, en el que han perdido la vida más de 2 mil personas por los ataques del grupo fundamentalista Boko Haram. En pleno 2015, los seres humanos seguimos participando de la intolerancia, la discriminación y la xenofobia, estos son el combustible principal para la constante violación a los derechos humanos.
Sin embargo, frente a estos actos encontramos también muestras de apoyo, de solidaridad y de empatía para con las víctimas, que resaltan los valores y la esencia de los derechos fundamentales, derechos que no distinguen nacionalidad, lugar de residencia, sexo, etnia, color, religión, lengua o cualquier otra condición.
Empatía y conocimiento de los derechos de todas las personas sin distinción alguna, es lo que necesitamos en nuestras sociedades actuales. Cito en esta ceremonia las palabras atribuidas a Mahatma Gandhi: “Vi a un hombre a los lejos y me pareció que era un enemigo; después se acercó y entendí que era un amigo. Finalmente lo vi a la cara, y era mi hermano”.
Hoy conmemoramos este día, no sólo con la firme idea de recordar lo que sucedió hace 70 años, sino con la convicción de no pasar por alto lo que sucede a diario, en nuestras sociedades. No hay una violación a derechos humanos que sea pequeña o que no merezca la pena la debida atención. Sigamos trabajando por y para la difusión, protección y defensa de los derechos humanos, con el compromiso y la seguridad de que nuestra Comisión funcione como un actor relevante que coadyuve a que las nuevas generaciones tomen mejores decisiones de las que se han tomado en el pasado; más, un día como hoy, que se cumplen cuatro meses de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, a quienes aguardamos con vida.
Finalmente, reiterarles a toda la comunidad que esta Comisión está abierta y efectivamente el olvido nunca será, porque en el olvido está la repetición de los actos y en la tolerancia, el respeto y la dignidad está lo que nos hace seres humanos. Así como podemos hacer lo peor, podemos hacer lo mejor. Y una muestra, como la del día de hoy, en el arte, es otra muestra emblemática de la naturaleza humana, que también es noble. Muchas gracias.