Discurso 010/2015
24 de marzo de 2015
Como parte del ejercicio democrático de la rendición de cuentas, he presentado ante esta Soberanía el Informe de actividades del año 2014 de la Comisión de Derechos Humanos de esta Ciudad. Pero más allá de la cifras, los recuentos, las estadísticas y la numeralia de acciones impulsadas y desarrolladas por esta Comisión para la protección, defensa y promoción de los derechos humanos, quiero compartirles nuestra visión en el trabajo cotidiano frente a los retos que enfrenta actualmente nuestro país y, desde luego, nuestra Ciudad.
Las y los que trabajamos en la Comisión estamos conscientes de que la realidad nacional nos supera; que la violencia, los abusos del poder y la falta de contrapesos políticos han permitido que las violaciones a los derechos humanos se conviertan en algo cotidiano e incluso tolerado. Peor aún, ponen en tela de juicio la existencia misma de las Comisiones de Derechos Humanos. No podemos permitir, ni volvernos tolerantes frente a las violaciones de derechos humanos. Ni hoy, ni nunca.
Los casos recientes de violaciones graves a los derechos humanos que han conmocionado a nuestro país, han colocado el foco de atención en las obligaciones en materia de derechos humanos que tiene el Estado mexicano frente a todas y todos los que habitamos y transitamos en el territorio nacional, y en las omisiones en que se han incurrido.
En estos meses, hemos escuchado y visto manifestaciones multitudinarias e inéditas, en las que se exige una intervención más diligente y más efectiva para la investigación en casos de violaciones a los derechos humanos. Pero sobre todo, para que exista una sanción efectiva en contra de aquellas autoridades señaladas como responsables de dichas violaciones.
En los hechos, las violaciones a los derechos humanos quedan impunes, o bien, generan sanciones administrativas que no son proporcionales a la afectación que provocan en las víctimas.
Por ello, esta Comisión como órgano integrante del Estado mexicano y como el Órgano Garante de la protección de los derechos fundamentales en nuestra Ciudad, se ha comprometido a redoblar sus esfuerzos y sus trabajos cotidianos para avanzar en la construcción de un sistema que asegure una sanción efectiva para los perpetradores de las violaciones a los derechos humanos y que asegure, sobre todo, medidas adecuadas para evitar la repetición de este tipo de hechos que nos lastiman a todas y a todos como sociedad. Además de reforzar las medidas preventivas que permiten que las autoridades realicen su trabajo en pleno cumplimiento de los derechos humanos.
La Ciudad de México no se encuentra ajena de esta realidad nacional; por eso es importante que avancemos en la instrumentación e implementación de todos y cada uno de los puntos recomendatorios que esta Comisión ha girado a las distintas autoridades de la Ciudad, así como de las propuestas contenidas en nuestros Informes Especiales y en nuestras Propuestas Generales.
Hemos reconocido la disposición y la voluntad de este Gobierno, encabezado por el doctor Mancera, el Presidente del Tribunal y esta Honorable Asamblea, para aceptar nuestras Recomendaciones, y esas aceptaciones mandan un mensaje claro de compromiso y responsabilidad con los derechos humanos. La Ciudad de México debe seguir siendo el referente nacional de las mejores prácticas en la materia.
Sin embargo, tenemos que llevar más allá ese compromiso y mostrar que en los hechos se repara a las víctimas, se sanciona a los responsables y se diseñan medidas efectivas de garantías y de no repetición. Y en el diseño de las medidas de no repetición, esta Asamblea juega un papel muy importante, pues podemos de manera coordinada seguir trabajando en la elaboración y opinión de leyes más protectoras y garantistas de los derechos humanos.
Al día de hoy, se han publicado varias normas en las que hemos trabajado de manera coordinada, siempre pensando en el beneficio de las personas que habitan y transitan por esta Ciudad de México. Sin embargo, tenemos que redoblar los esfuerzos para no sólo construir nuevas disposiciones, sino también actualizar las ya existentes a partir de los estándares internacionales en materia de derechos humanos.
En la lógica de la construcción de un andamiaje legal e institucional que responda a las exigencias actuales, tendremos en los próximos meses una oportunidad invaluable para precisar, definir y colocar a esta Ciudad como un lugar progresista y vanguardista en la protección de los derechos fundamentales. El Senado de la República aprobará en las próximas semanas la Reforma Política que cambiará el status al Distrito Federal, abriendo con ello la posibilidad de elaborar una Constitución para la Ciudad.
Esa Constitución tiene, necesariamente, que contener los más altos estándares de derechos humanos que han emanado de las diversas instancias internacionales de protección, y además deberá incluir mecanismos de participación ciudadana efectivos y accesibles. La discusión de la nueva Constitución es, en suma, una oportunidad histórica para mostrar a la ciudadanía que el compromiso por y con los derechos humanos, se refleja en los hechos y con acciones concretas.
Hemos hecho muchas acciones en la defensa de los derechos humanos, pero estamos ciertos de que aún quedan muchas otras pendientes por realizar. Sé que nuestro trabajo está bajo el escrutinio permanente y bajo la observancia de miles de capitalinos y capitalinas que tienen depositada su confianza en nuestra Comisión.
Sé también que en ocasiones, algunos grupos quisieran ver a una Comisión mucho más como una Asociación Civil que como una Institución de Estado, y sé también que al asumir este encargo me comprometí a fortalecer las acciones de defensa, promoción y protección de los derechos humanos en esta ciudad.
A todas ellas les reitero: somos una Institución del Estado mexicano y somos una instancia de control y contrapeso al ejercicio del poder, con un compromiso claro con las víctimas y con la generación de propuestas de toda índole, tendientes a prevenir más violaciones y a reparar las ya consumadas.
Esta Comisión no es de las declaraciones frívolas, pero tampoco es ni será omisa a los pronunciamientos puntuales, siempre con propuestas. No podemos realizar nuestra encomienda si no es con el apoyo y la confianza de las Organizaciones Civiles, que día a día trabajan en esta Ciudad por defender y asegurar el respeto a los derechos humanos de todas y todos. A las Organizaciones Civiles les refrendo mi agradecimiento y les reitero que puedan contar con esta institución como una aliada permanente.
A las y los legisladores, les reitero que seguiremos trabajando de manera coordinada, sin que ello implique que tengamos que coincidir en nuestras posiciones siempre. Pero tengan la certeza de que seguiremos aportando nuestra visión y nuestra experiencia cada vez que valoremos que se pueden fortalecer los derechos humanos.
A las autoridades les refrendo el compromiso de articulación estratégica en la protección de los derechos humanos y la siempre mirada escrutadora cuando se presenten las víctimas.
Agradezco a todo el equipo de trabajo de la Comisión por su esfuerzo y dedicación. A mis compañeras y compañeros, por compartir de manera solidaria y comprometida la labor de defender los derechos fundamentales.
Desde esta Comisión nos solidarizamos con todas las víctimas de violaciones a los derechos humanos de nuestro país; con las mujeres, las niñas y los niños, las persona desaparecidas, asesinadas; con los pueblos indígenas; las personas con discapacidad, la comunidad LGBTTTI que es discriminada y estigmatizada; con las y los jóvenes; con las personas en situación de calle, con los adultos mayores, con las y los estudiantes; con los normalistas, con sus familiares y con todas aquellas personas que hayan sido víctimas de un abuso del poder; con las y los periodistas que no están con nosotros por haber ejercido su libertad con valentía, y por quienes lo hacen todos los días; contigo, Carmen Aristegui y con los periodistas que conforman tu equipo, también nos solidarizamos y esperamos que pronto se abran los espacios para tu necesaria voz.
Finalmente, hago un llamado público a toda la sociedad para que no perdamos nuestra capacidad de indignación, de empatía con el otro, con la otra; de humanización hacia el que sufre y es víctima de un abuso del poder, de un delito o de una omisión que vulnera sus derechos, su vida, su libertad, su futuro.
Si seguimos manteniendo la capacidad de indignarnos, seguiremos manteniendo la capacidad de transformarnos y mejorar nuestra sociedad para construir una comunidad donde no se permita ni una sola violación a los derechos humanos.
Hoy más que nunca, con acciones y estando ahí para los que nos debemos, seguiremos con la convicción de defender los derechos humanos, que nos dignifican como personas. En la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal cuidamos sus derechos. Muchas gracias.