Discurso 40/2015
28 de septiembre de 2015
Gracias, buenos días a todas y todos. Antes que nada quiero agradecer a las y los ponentes notables en esta trayectoria en materia del Derecho a la Información y, más hoy, en este Día del Derecho a Saber.
De igual manera, agradezco a la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, a la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Unidad Cuajimalpa, y a la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón, quienes, sin duda, son aliados estratégicos, con la Comisión de Derechos Humanos en la realización de este tipo de eventos.
También agradezco a los representantes de diversas instituciones públicas y privadas que hoy nos acompañan.
En el año 2002, un día como hoy, se celebró por primera vez el Día Internacional del Derecho a Saber; 13 años después, nos encontramos conmemorando su existencia como un Derecho Humano. Desde esta Comisión, no podríamos concebir una comunidad, un pueblo, una ciudad y mucho menos un Estado, sin la intercomunicación y la existencia de distintos actores, reclamando lo que por naturaleza es suyo: el Derecho a Saber.
Hoy en día, este derecho es como la respiración de una sociedad, una necesidad que condiciona su existencia, que implica su supervivencia y en la cual se genera su acción, resultando de esto que la información cumple una función pública en toda comunidad, como bien lo dice Desantes Guanter.
El Derecho a Saber, junto con el Derecho a la Información Pública, fomenta una sociedad más crítica e informada que, por ende, tiene la posibilidad de tomar decisiones razonadas, coadyuvando a la materialización de la democracia y teniendo como meta final el mejoramiento de la calidad de vida de las personas; es decir, su importancia resulta vital.
Sin embargo, en toda la actividad informativa que conforma la esfera de lo público, requerimos difundir, recibir y allegarnos de la información, ya que ésta resulta vital para el desarrollo de los Estados democráticos: no es posible decidir si no contamos con los insumos informativos que permitan cohesionar y adherirnos a una postura.
En las sociedades de la información, en donde el flujo de información día a día se ve masificado exponencialmente, podemos detectar que existe una trampa, ya que pareciera a primera vista que nuestras necesidades informativas se satisfacen. Sin embargo, el fin último, la mejora en la calidad de vida de las personas y una sociedad más democrática no siempre se ven materializados.
Es entonces donde debemos entender que la relevancia de un derecho, como el Derecho a Saber, es que pueda ser una herramienta en el ejercicio de otros derechos. No debemos satisfacernos con tener una gran cantidad de información; el asunto es qué haremos con ella, cómo la canalizamos, cómo comprobamos que es fidedigna, cómo nos informamos sin desinformarnos, cómo la compartimos a quienes la requieren, cómo la focalizamos y cómo la hacemos proactiva.
Entre tanta información, tantas fuentes, tanta inmediatez, corremos el riesgo de perder aquella información que resulte esencial para nuestra toma de decisiones, y más aún: podemos entrar en un estado de aletargamiento tal, que decidir ya no es lo importante y nos quedamos simplemente almacenando y desechando datos sin sentido.
Es por ello la relevancia del trabajo que vamos a llevar a cabo en este Coloquio; requerimos discutir y replantear el tema, ver áreas de oportunidad, darle un nuevo cauce al derecho. El peor error que podríamos cometer sería dar por sentado que las personas por tener acceso a una información ilimitada, a diferencia de otras épocas, tiene satisfecho su Derecho a Saber. Por el contrario, debemos de saber que esta es una lucha y construcción diaria. Si la información es como la respiración para una sociedad, requerimos de ella en todo momento, oxigenando todos los espacios de la democracia.
El reto ahora es qué haremos con el acceso a la información pública, con la libertad de expresión, con nuestros derechos como audiencia, con la delimitación entre la frontera de lo público y lo privado, con el Derecho a Saber de las víctimas, con la democracia y las redes sociales; qué capacidad de organizarnos y trabajar, porque este sea un lugar más democrático, más plural, más libre y más informado.
La información la construimos todas y todos; el ciclo requiere de la participación, debemos entender que si la información es poder, es porque a través de ella podemos construir o destruir, así que construyamos, trabajemos, pensemos y decidamos en qué clase de sociedad queremos vivir. El debate está sobre la mesa y los espacios de diálogo los debemos construir todas y todos: personas y Gobierno tenemos una responsabilidad recíproca con los derechos humanos y consideramos que estamos en el momento oportuno de construir y fortalecer.
No es menor la reflexión que estaremos llevando a cabo, el día de hoy y mañana, en un contexto como vive nuestro país. Nuestro país está en un estado de alerta en materia de libertad de expresión: no es menor decir que siguen periodistas desaparecidos y sigue la impunidad en periodistas asesinados. No es menor decir que tenemos que reflexionar sobre el derecho a la audiencia, porque la manera directa de atacar a la libertad de expresión, es retirar ahora las frecuencias o los espacios plurales que teníamos como sociedad.
De ahí la importancia de no descartar de que no podemos hablar de una sociedad democrática y libre, cuando sabemos que la libertad de expresión está comprometida en nuestro país, cuando la impunidad es la base desafortunada; y el silencio y la autocensura es la opción que le estamos dejando a nuestros periodistas.
De ahí la importancia de estas reflexiones que, de primer nivel, y agradecemos la generosa convocatoria que tienen todos los ponentes que estaremos este día y el día de mañana reflexionando, para posicionar los necesarios temas, como éste, sobre el derecho a saber de las víctimas, derechos humanos y riesgos a la libertad de expresión, libertad de expresión en el marco del periodismo plural y todos los temas que tienen que ver con el derecho a la audiencia.
No es menor, las tentaciones están ahí y, desde una visión de derechos humanos no dejaremos de visibilizar, indignarnos y en todo momento posicionar lo que implica la libertad de expresión y el Derecho a Saber, como personas que merecemos esta democracia que aún está pendiente en nuestro país.
Bienvenidas todas y todos, confiamos en que estos ejercicios serán muy productivos y, sobre todo, estaremos dando la difusión y visibilizando, insisto, las necesidades institucionales de reforzamiento, sobre todo, de este ejercicio de reflexión tan necesario en esta sociedad tan comprometida en la materia, pero que requiere espacios cada vez más plurales. Muchas gracias.