Discurso 41/2015
14 de octubre de 2015
Muchas gracias, buenos días a todas y a todos, bienvenidas y bienvenidos a ésta su casa, la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal.
En esta ocasión tengo el gusto de compartir la mesa inaugural con destacados funcionarios y la Doctora Rosa María Mújica; le agradecemos todo el esfuerzo para estar acompañándonos el día de hoy al Doctor José Tuvilla con toda la experiencia también que nos va a aportar. A todas y todos los presentes, al igual que a los ponentes que compartirán con nosotros a lo largo de estos dos días, los representantes de diversas comisiones de Derechos Humanos del país, ya que su presencia robustece las posibilidades de incidencia en este espacio educativo.
Un agradecimiento también a todos los integrantes de las numerosas instituciones públicas que nos acompañan. Su participación nos asegura que las vías para la construcción de un diálogo permanente que fortalezca el discurso de los derechos humanos, va por el camino correcto.
Mi saludo también a las y los estudiantes y académicos de las múltiples instituciones educativas que hoy se dieron cita, así como a las y los integrantes de las Organizaciones de la Sociedad Civil, aliados fundamentales. Bienvenidas y bienvenidos todos.
Son pocos los eventos que tienen como tema central la educación en derechos humanos. Por ello, este Coloquio se constituye como una oportunidad inmejorable para generar un espacio de reflexión e intercambio de pensamientos, conocimientos y enfoques que nos permitan identificar los temas críticos que día a día experimenta la Educación para la Paz y los Derechos Humanos y, a partir de ello, enfrentar los retos derivados de los riesgos de marginación de la enseñanza en los procesos de protección y defensa de estos derechos, principalmente ante el difícil escenario que estamos viviendo en México donde la violencia directa, cultural y estructural, ha colocado a grandes grupos y sectores de la población en condiciones de amenaza y riesgo frente al constante abuso de poder de diversos actores.
Es en este contexto que la educación en derechos humanos, como fuerza transformadora y liberadora, tiene mucho que aportar, pues si ésta logra tocar las fibras que posibilitan el cambio en nuestras formas de pensar, sentir y de relacionarnos con la multiculturalidad, al tiempo de superar el paradigma que pretende ubicar a los derechos humanos como un bastión más de lo jurídico, se abren perspectivas y horizontes amplios y productivos que facilitan e incentivan la creatividad para contribuir a la construcción de una verdadera cultura de la paz.
La educación en derechos humanos no debe ser vista como una simple estructura de cognición abstracta. Por el contrario, debe asumirse como fuente de aprendizajes significativos para la vida cotidiana de las personas, además de ser problematizadora y crítica de las relaciones dominantes hegemónicas. Para ello, debemos partir de las experiencias y apelar a los afectos y actitudes que emanan de los sentimientos que nos impulsan al interés y la acción, siempre motivando la liberación y la transformación de los estados de violencia.
Durante la realización de este Coloquio, es preciso enfatizar que la educación en derechos humanos tiene como centro de su ser y quehacer a las personas, y por lo tanto, tiene una concepción humanizadora, veladora de la dignidad e impulsora de la autonomía personal y colectiva. Bajo estos principios, las instituciones gubernamentales, las organizaciones sociales, la academia y los Organismos Públicos debemos asumir con responsabilidad nuestra tarea de formar en derechos humanos.
Desde estos retos y perspectivas, es que la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal aporta a este evento su propuesta educativa forjada durante muchos años a través de la Dirección Ejecutiva de Educación por los Derechos Humanos, donde día a día se apuesta por la transformación de las prácticas públicas y ciudadanas que atentan contra el corpus de derechos humanos y contra la dignidad y la autonomía de las personas, pues para este Comisión, la educación no sólo es promoción, capacitación o formación; también es una forma de defensa de los derechos humanos que debemos fortalecer.
También me permito informarles, y está a su disposición, que justo este mes de octubre el tema central de nuestra revista Dfensor, es “La Educación en Derechos Humanos” la cual contiene artículos interesantes, nacidos de la pluma de expertas y expertos en el tema, quienes en algunos casos nos honrarán con su presencia durante estos días.
La apuesta no es menor, pero el compromiso es firme. La convicción en la educación como la mejor medida de prevención, pero sobre todo como la mejor medida de dignificación de lo que implica como personas y como sociedad la necesidad de reencontrarnos a través de la enseñanza, a través de los procesos cognitivos, a través sobre todo de los valores, nos conmueve, nos mueve y nos tiene que comprometer y refrendar en esta institución.
Es una oportunidad muy valiosa para posicionar la importancia estratégica que tiene la educación en materia de derechos humanos. No puede ser otra la apuesta y ese debe ser nuestro compromiso.
Les reitero la bienvenida a todas y a todos. Doctor Magendzo, bienvenido de nueva cuenta a ésta su casa; a todos los ponentes, va a estar en un muy buen nivel, créanme, es una generosidad que siempre reconocemos, que hacen y que comparten las y los expertos siempre en este tipo de foros.
Muchas gracias.