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Discurso de la Presidenta de la CDHDF, Nashieli Ramírez Hernández, en el Congreso Internacional de la ENTS de la UNAM

Discurso 19/2018
14 de marzo de 2018

Muy buenas tardes. Quiero agradecer a Leticia Cano la invitación. Es la tercera vez que estoy en el Congreso y las veces que me inviten, desde donde venga y si le sé algo, me da muchísimo gusto venir aquí y sobre todo venir a compartir con la fuerza del trabajo social. Esa fuerza transformadora hoy cada vez más en la lógica del enfoque de derecho; alejándose cada vez más de esta tradicional visión asistencialista, que no de asistencia social. Y creo que finalmente estos Congresos demuestran, y han demostrado a lo largo por lo menos de los que yo he tenido el privilegio de participar y compartir con ustedes, pues el amplio espectro que se tiene con relación no a poblaciones vulnerables, eso no existe, sino a poblaciones de alta discriminación en situaciones de alta marginalidad y vulnerabilidad; y verdaderamente el campo de lo que ustedes trabajan, o quieren trabajar, o han venido trabajando, es un campo fenomenal para básicamente el restaurar los derechos de miles de personas en este país y lamentablemente no en el único, sino en la gran parte del mundo. En los procesos en los que…, ya el padre nos decía que quienes expulsan y bajo un sistema que lo hace verdaderamente en esos niveles de desigualdad es arrojar a millones de seres humanos y tratarlos como escoria.

Yo voy a…, es bien interesante, ¿no? Nos vamos desde Coahuila, hasta Tapachula, hasta escenarios nacionales y cuestiones tan específicas como puede ser la población migrante indígena, a cuestiones en una Ciudad que generalmente no hablaba de migración. Ese es lo primero que tenemos que tomar en cuenta. Esta Ciudad se sentía todavía hace 15 años, hace 10 años, básicamente fuera del espectro de la discusión migrante. Si bien, pero así como…, ni siquiera era en la Ciudad, era en la zona metropolitana, estaba el tránsito de personas migrantes, pero hasta ahí nos quedábamos. Aunque finalmente desde hace muchos años aquí trabajan organizaciones fuertísimas que trabajan sobre repatriación, refugiados y un montón de fenómenos, como puede ser por ejemplo Sin Fronteras y muchísimos albergues que tienen mucho más de 10 años. Pero digamos que era como invisible.

Hoy por hoy, nada más para tener la fuerza de lo que es la Ciudad en el entorno migratorio, se dice que hay 65 mil mexicanos “chilangos” en Estados Unidos. Digamos que básicamente el propio Gobierno de la Ciudad plantea que estaremos alcanzando medio millón de habitantes de ascendencia “chilanga” en Estados Unidos. Eso nos hace además, por muy “chilangos”, que por ejemplo representemos en términos de los que están inscritos para el voto exterior, no nada más para esta contienda que sigue, sino para las anteriores, representamos casi dos de cada 10 de los mexicanos que viven en Estados Unidos, que hacen y, digamos, tratan de participar activamente todavía en lo que concierne a su Ciudad y a su país desde el exterior.

Tomando en cuenta, y sin diferenciar y tomando en cuenta el contexto que Luciana nos da en términos de la separación de deportaciones, de tratados, etcétera…, y retornados que finalmente nos amplía el aspecto de cómo debemos tomar las estadísticas, digamos, no nada más nacionales sino a nivel local de qué está pasando con el movimiento migratorio. Esta Ciudad ha venido transformándose durante los últimos años en diferentes niveles de qué está pasando con su migración y cómo se entiende desde la migración.

Simplemente en las cuestiones éstas de deportados, removidos, repatriados o como lo queramos llamar, actualmente están llegando ya en este año más o menos un promedio de tres aviones a la semana con alrededor de 135 personas promedio; y de eso se dice y se calcula que dos de cada 10 se están quedando en la Ciudad. ¿Por qué es importante esto? Porque la Ciudad de México no era una ciudad, no era un estado, no era una entidad tradicionalmente expulsora de migrantes. Es decir, no éramos históricamente Michoacán, o históricamente Guanajuato, ni Zacatecas. Al contrario, decían: “Aquí viene la gente, no se va”.

¿Qué quiere decir esto? Sí hemos aumentado el porcentaje, digamos, de migrantes hacia los Estados Unidos, mexicanos, pero sí lo que ha aumentado tradicionalmente es que estas gentes que están regresando no son “chilangas”. Vienen de otros estados, tienen sus raíces y sus comunidades y sus redes de apoyo en otras entidades federativas, pero se están quedando en la Ciudad. Eso nos está marcando entonces un elemento de movilidad de la presión migrante en la Ciudad muy rápida. ¿Por qué? Y con problemas que vamos a ver más adelante, pero les voy a adelantar uno, que tiene que ver con la inclusión, y tiene que ver con estos procesos que es que a diferencia del migrante que regresa a su comunidad, en donde además en su comunidad vivió su familia cercana y también, si estamos hablando de comunidades más tradicionales, vivió de la participación a larga distancia, de todo esto siempre en donde tienen red de apoyo, aquí llegan y los que se quedan en su mayoría se quedan solos. No hay familia extensa, no hay comunidad que cobije y entonces la inclusión se ve mucho más rápido.

Cuando yo regreso a Tehuacán, Puebla, de la mixteca, de Nueva York, de allá de New Jersey, y regreso a la mixteca, un punto tradicional, pues regreso y está mi raza. Está mi raza y está lo que mandé para hacer mi casita y mi cuarto, etcétera. Está mi familia, aunque dejé otra allá también. O sea, básicamente estamos hablando de diferentes tipos en donde la inclusión se da de manera mucho más fácil que cuando estamos hablando de la Ciudad. Gran reto para nosotros los “chilangos” que nada más nos gusta ver la otredad como los turistas y no como lo que somos. Y aquí Lety ya nos dio un avance cuando estábamos hablando de población migrante de ascendencia indígena.

¿Qué es lo que pasa en la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal? Del periodo 2010-2017 hemos tenido 122 quejas; la mayoría de ellas se tratan de violaciones al debido proceso y a las garantías judiciales, violaciones a los derechos de la seguridad jurídica y derechos de la víctima o de la persona afectada. Incluyendo esto, también violaciones a la ley de la no discriminación en esta Ciudad, básicamente por lo que les digo. Somos una Ciudad cosmopolita, muy incluyente según esto, que vive, y les recomiendo que vayan al Museo de la Ciudad de México y recorran a través del arte la historia de esta Ciudad antes de Tenochtitlán, y lo que nos hace a los “chilangos” es la diversidad. Es la pluralidad, pero con todo y eso qué creen que se nos olvida. Y entonces cuando hablamos de los otros que llegan ya no somos tan cosmopolita ni tan incluyentes, ¿verdad?

¿Qué tipo de poblaciones y de qué tipo de otredades se construyen en la Ciudad? Las personas cuyo lugar de origen es la Ciudad de México, estamos hablando de gente que viene de los deportados, se enfrentan a falta de información, a invisibilización de sus derechos más allá de ser proveedoras de remesas y a problemas para participar, por ejemplo, políticamente o en los espacios de decisión en las colonias.

¿Qué pasa con las personas deportadas y retornadas a la Ciudad de México? Básicamente también dificultades para documentos de identidad, acceso a la salud y acceso a la educación. Básicamente también es el poder acceder a trabajos informales con pocas prestaciones y desconocimiento de la validez de sus documentos por parte de personas servidoras públicas y empleadores. Lucía Anaya ya nos hablaba de que, si no tienes el documento… y cosas que te piden… si quiero sacar mi credencial de elector, tengo que tener una serie de documentos que generalmente, cuando estás en esa situación no los tienes.

Tenemos otras personas migrantes en la Ciudad, son las personas migrantes que transitan por la Ciudad de México. Hacía una clara diferenciación Lety, en términos de que no es cierto que todos los indígenas transiten, viven. En este caso estamos hablando de los que transitan y muchas veces son los tránsitos a lo largo del territorio nacional. En donde el paso del tren, lo que nos está hablando esta parte conurbada, es que hay tránsito hacia el norte, sigue habiendo personas que pasan por ahí. Por esas vías pueden pasar las centrales de autobuses. Estamos hablando de población que vienen de Oaxaca y que no quieren llegar a Estados Unidos, nada más quieren llegar a Ciudad Juárez, Tijuana, Nuevo León o Guanajuato, o algunos lugares de jornaleros, jornaleros indígenas y jornaleros migrantes.

Aquí también tenemos una serie de problemas de violaciones a derechos que tienen que ver con las dificultades temporales de pasar por aquí: ¿dónde paso la noche? ¿dónde paso los tres días, en las centrales de autobuses? Nosotros que supuestamente le sabemos, que somos “escribidos” y leídos, de repente vamos a estos centros de autobuses y no hay quien nos dé información, tenemos que cuidar cualquier cosa que traigamos porque estamos sujetos a robos, etc. Imagínense sin tener el dominio de la Ciudad. Lo que nos pasa a quienes vivimos y nacimos en esta Ciudad es que de repente pensamos que todo es mega ciudad. Nosotros hemos desarrollado una serie de habilidades, que la gente que viene por un ratito no tiene. Se las imagina. Para manejarnos ante el riesgo. En ese sentido las violaciones hacia las personas que transitan, son principalmente… cómo vienen, en qué sentido psicosocial vienen, en los tratos… desde violaciones sexuales hasta violaciones a la integridad. A eso súmale que esta Ciudad implica tener ocho sentidos alertas, cómo moverte y cómo no, cómo poder entrar al Metro a la primera, cómo poder salir también a la primera, etc. Esas cosas que nosotros vivimos como muy natural, para esas personas implica en verdad ayuda. Si le sumas las violaciones, las tensiones y la situación psicosocial, implican una triple o cuádruple victimización de su situación.

Vemos primero los de tránsito y luego qué tipo de personas, qué tipo de discriminación hemos detectado que sufren… Estamos hablando de discriminación e invisibilidad del desplazamiento forzado, del trabajo precario y violación a los derechos laborales, limitación al acceso a la justicia.

Ustedes me dirán: Oye Nashieli, estamos en la Ciudad, ¿de qué desplazamiento forzado me estás hablando? De entrada, les digo que un ejemplo inicial de desplazamiento forzado y esta migración forzada la tenemos en los periodistas. Del norte y de muchos estados del país, Veracruz, que vienen a la Ciudad de México buscando refugio a la violencia del crimen organizado. Todas esas personas son categorizadas como personas en desplazamiento forzado. Ese es un tipo. En ese tipo estamos hablando de cientos de compañeros, defensores y periodistas, que ven en esta Ciudad una “Ciudad Santuario”, que lo que tiene que hacer es empezar a trabajar y sentirse como es, como “Ciudad Santuario”. Porque aquí estamos recibiendo ese tipo de desplazamiento y tendríamos que estar a la altura como sociedad, como Estado, como Gobierno, para hacer frente a esto.

Personas migrantes internacionales, con o sin documentos por falta de información no acceden a sus derechos. Eso lo vamos a estar viendo cada vez más también.

Esta Ciudad era tradicionalmente también una ciudad de tránsito, cada vez, no nada más esta Ciudad, sino muchos puntos del país debido a la situación que no tiene a Trump como antecedente, sino tiene de entrada a Obama en sus dos periodos como antecedente, fuertemente y un poquito más atrás. Lo que está pasando es que ya no están viendo como destino a Estados Unidos, sino están viendo como destino, forzado muchas veces, México, y se están quedando en la Ciudad.

Y cada vez vemos más afrodescendientes, que no son afromexicanos, que sí los hay; también hay haitianos, gente que está pidiendo refugio político, y están pidiendo como decían acá, no se vienen por su gusto, están huyendo de la violencia, de la cotidianidad comunitaria de violencia en Honduras, en El Salvador, en varias partes de Guatemala, porque no nada más es necesidad económica y entonces están quedándose aquí. Y cada vez los vamos a ver más y cada vez entonces esta Ciudad va a reconfigurar en la lógica migratoria, muy diferente a la que vivíamos hace 20 años.

Personas refugiadas y sujetas de protección internacional en este mismo bloque estarían estas dos partes. Hay que tener mucha visión para no invisibilizarlos, de entrada, lo que primero tendríamos que hacer en todo esto, es visibilizarlos y esto es nada más un dibujito, y esto es nada más como ponerlos a sensibilizarlos, son los grandes problemas generales que todas estas, ya sean desplazados, ya sean deportados, ya sea repatriados, ya sea en tránsito o que quieran quedarse solicitando asilo aquí en la Ciudad de México, es lo que hemos detectado desde la CDHDF.

El acceso a la información, eso es lo primero, las compañeras y los compañeros no cuentan en esta vorágine, en esta selva que es nuestra Ciudad, es hasta más difícil. Ahora sí que no saben para dónde jalar, entonces lo primero para pensar en inclusión como aquí nos está convocando el Congreso es que tendríamos que empezar a tener y a desarrollar elementos donde pudieran todas estas personas tener acceso a la información mínima, ¿a dónde voy? ¿dónde hago el trámite? ¿dónde me puedo quedar? ¿dónde están los servicios? Aquí los tenemos, ¿pero paradójicamente qué creen? Los tenemos, tenemos redes de organizaciones, somos la Ciudad que concentra mayor número de Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC), tanto con enfoque de derechos, como con enfoque asistencialista, pero ahí están, y no las usamos.

Y en esta parte, parte del acceso a la información, tiene que ver con eso, cómo vamos creando redes, cómo vamos creando estas redes de apoyo y con ello ir informando para donde tendrían que irse en sus trámites y apoyos.

Lo otro, naturalmente la discriminación y la violencia… hay una palabra que los mexicanos y entre nosotros, igual, los que vivimos en la capital, decimos que nosotros no somos, los mexicanos no somos racistas, no para nada, los mexicanos no somos xenofóbicos. No, no, para nada. Pero paradójicamente sí lo somos.

Sí lo somos y lo somos hasta con nosotros. Ejemplo para la Universidad: cuando se empieza el asunto de losdreamers, ¿recuerdan el año pasado? Hubo un acuerdo y se hablaba que se iban a abrir las puertas para que pudieran entrar a las escuelas aquí, y que la Universidad iba a estar abierta a agilizar los trámites de revalidación de estudios para que no hubiera la apostilla y todo ese tipo de cosas para incorporar a la educación. Y yo oía gentes, común, normal, de a pie, como yo, diciendo que cómo era posible que ahora la UNAM le fuera a quitar lugares a los muchachos que estaban haciendo su examen para entrar a la Universidad, por incorporar a éstos que se iban a venir. De entrada, no era así: iban a hacer su examen como todos, libre competencia. La Universidad no iba a agarrar la mitad de los lugares y decir ‘ahora entran los dreamers y los que están aquí no entran, los de la Delegación Coyoacán’. No. pero imagínense la visión que está detrás, de discriminación, para ver en los otros un peligro.

Y ojo: no estamos hablando ni de que son guatemaltecos ni salvadoreños, que ahí entonces ya nos vamos peor. Son mexicanos, tan hijos de nuestra raza como nosotros. Y a esos niveles llegan los niveles de discriminación que, de entrada, finalmente lo que provocan en una Ciudad como ésta es a generar violencia, porque generalmente cuando nosotros sentimos miedo de los otros, lo que hacemos es buscar que venga alguien a protegernos, y si la otredad nos da miedo a esos niveles, lo que hacemos es criminalizar lo que son los otros.

Otro problema general, transversal a este tipo de migrantes, personas migrantes, es el acceso a la justicia, no más que aumentar si finalmente nosotros que tenemos papeles, que vivimos aquí, el gran problema de la Ciudad y de todos los habitantes y que transitamos en esta Ciudad y en este país, es el problema de acceso a la justicia, pues imagínense el nivel que sufren estos compañeros y estas compañeras.

Situaciones particulares de vulnerabilidad: niñas, niños y adolescentes; estamos hablando no nada más de los que vienen acompañados, sino también de los que vienen solos, no acompañados, que de hecho, forman buena parte de los que se están quedando. Entonces, hay que tener y empezar a configurar cómo tenemos estas medidas especiales, porque estas poblaciones particularmente viven situaciones de vulnerabilidad, ya nos hablaba Alethia de las mujeres migrantes guatemaltecas, pues aquí, igual: el ser mujer y el ser migrante te coloca en una situación especial en esta Ciudad.

Con además muchísima creatividad y, permítanme ya para pasar a lo último que es básicamente cómo estamos en los marcos regulatorios en la Ciudad, pensar mucho en qué tendríamos que hacer y para dónde tendríamos que tener y empezar a avanzar en términos de esta visibilización y esta atención a las personas migrantes en esta Ciudad.

Hace 10 años, trabajando en una Organización de defensa de niñas, niños y adolescentes, trabajamos un programa que se llamaba Programa en Movimiento y, básicamente trabajaba en…, nuestro enfoque era trabajar con niñas y niños migrantes, desde diferentes situaciones.

Hicimos un trabajo aquí en la Ciudad de México, en ese entonces, y como bien lo dice Luciana, lo que pasa es que no nos acordamos, ya estaban empezando las deportaciones. Entonces, nos preguntamos qué estaba pasando con las familias que estaban siendo deportadas con niños en la Ciudad. Y bueno, naturalmente hay problemas como los vivimos todos, que tienen que ver con que en México la educación no es un derecho portable, ese es fundamental.

La portabilidad de derechos, que tiene mucho que ver con toda la población migrante, es algo donde tenemos un déficit terrible, porque si yo hoy decido que mañana me quiero ir a vivir… -a Guanajuato no, porque está la cosa de la fregada-, a Hidalgo que está cerquita; o aquí a Morelos, a una hora y media, con mi familia, y que tengo hijos en primaria o en secundaria, lo primero que me detendría, sería ‘no, no, no, no puedo irme, porque mis hijos están por acabar la escuela, ya viene julio, mejor me espero a que acaben la escuela’.

Cuando es Morelos, estamos a una hora y media, con tránsito. Eso se llama portabilidad del derecho a la educación. Y yo no soy migrante, migrante tradicional, aquí vivo. Si quiero irme mañana a vivir a Cuernavaca, no puedo con hijos chicos, porque no los van a inscribir en la escuela, no les van a reconocer los estudios de aquí, de la primaria, de aquí a la vuelta. Es un absurdo. Es un absurdo.

Entonces, nosotros pensábamos en esa lógica y empezamos a tener entrevistas con familias recién deportadas. Y ¿qué creen que nos decían los niños, que era lo que más les preocupaba, de estar en la Ciudad, después de haber vivido en un suburbio gringo y haber nacido allá?

Niños de siete, ocho, nueve años. Tenían problemas del leguaje, porque medio hablaban español, pero no lo escribían, porque acuérdense que para luchar allá, para la inclusión, ahora ya no tanto, pero antes les prohibían que hablaran español. El español ahora lo viven en sus casas, pero en la escuela aprenden en inglés. Entonces, cuando vienes y los traes a una escuela donde aprendemos en español, pues ya tiene un problema de adaptación. Pero el problema no era ese, ¿cuál creen que era?

Los perros. Los perros. Ellos vivían en ciudades en donde, eso sí, el control canino es tal que no encuentras perros callejeros. Y ustedes, que vivirán en colonias que son más caninas, saben que una parte fundamental es cómo sobrevives a los perros, cómo te cruzas del otro lado, cómo sabes quién es el bueno, cómo sabes que no debes sudar miedo, porque el miedo los atrae.

Esas cosas que, de veras son tan del día y cotidianeidad, les demuestran los problemas que hay y la dimensión de cómo tenemos que aprender a escuchar. Porque uno llega con su agenda, trae lo que ya vimos y estudiamos, se trae una listita. Y la gente nos sorprende con cosas así, por eso, cualquier tipo de trabajo que tenga que ver con una propuesta de inclusión, tiene que ser con la escucha, y que no puede ser sin ellos, y que tenemos que aprender a escuchar, ya sea a niños, ya sean adultos, ya sean lo que sean, porque finalmente tienen historias diferentes a la nuestra.

¿Qué tenemos en esta Ciudad? Las buenas noticias: tenemos una Constitución que es ampliamente garantista de los derechos, no nada más de los que habitamos aquí, sino de los que transitan y de los que vienen. Lo que tenemos que hacer es seguir impulsando lo que este marco regulatorio de nuestra Ciudad tiene con esta Constitución, con una Ley de Movilidad y de Integración Intercultural, que es de primer mundo, pero que lo que tenemos que hacer es hacer incidencia para que se cumpla.

Y, finalmente, en esta parte de lo que nos toca como sociedad, reconocer la diversidad, reconocer que no seríamos chilangos si no fuéramos diversos, diversos culturalmente, que de eso nos hicimos, que si de algo somos y de algo nos construimos, es de eso. Porque aquí hay muchos jóvenes, y seguramente muchos de ellos, sus papás ya nacieron aquí, pero a ver, levanten la mano quienes sus tatarabuelos nacieron aquí.

¿Ya ven? Somos migrantes, todos. Somos migrantes. Eso es la lucha de esta Ciudad. Eso es lo que nos reivindica y eso tendría que ser para construir verdaderamente de esta Ciudad, una “Ciudad Santuario”. Ojalá lo podamos lograr con el esfuerzo de todas y todos.

Muchas gracias.

Inklusion
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