Discurso 60/2018
18 de julio de 2018
Muy buenos días a todas y todos. Saludo con mucho gusto a José Ramón Amieva, Jefe de Gobierno de la Ciudad; a Tere Incháustegui, Directora General del Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México; a todas y todos los que nos acompañan aquí arriba y también a los que nos acompañan abajo.
Hace 10 años, en la Ciudad de México celebramos la promulgación de nuestra Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, instrumento que asumía como problema público la violencia contra las mujeres, reconocía el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia y las reconocía a ellas como sujetas de derecho, pero que, además, entendía en su justa dimensión la importancia de la institucionalización de una política en la materia, de su permanencia en el tiempo y de las obligaciones que el Gobierno debía asumir, más allá de voluntades políticas.
No obstante, a una década de la promulgación de la Ley y de los mecanismos de coordinación que de la misma derivaron, la violencia en contra de las mujeres y las niñas sigue siendo un tema pendiente; sus tipos y modalidades se han diversificado, se manifiesta en los espacios públicos, en los privados, los agresores son conocidos y desconocidos y la violencia infringida hacia los cuerpos femeninos es cada vez más cruenta y revestida de mayor letalidad.
Simplemente, en la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), al día de hoy, entre 2010 y 2017, hay siete Recomendaciones vinculadas a violencia contra las mujeres; en promedio, es una Recomendación por año. En expedientes en trámite, tenemos 27 activos en investigación, vinculados con feminicidios y cien tienen que ver con acoso sexual.
De éstos, es importante resaltar que 47 son de este año, es decir, del primer semestre; esto nos implica que esto va a seguir creciendo, que esto está creciendo y, bueno, desde lo que nos toca en la Comisión, tenemos vista, no nada más estas violencias en términos de feminicidios, tortura, acoso, sino las que reflejan y se reflejan a la larga también, con relación al debido proceso, en cuestiones que tienen que ver con la vida privada y cotidiana de miles de mujeres, millones a veces en esta Ciudad y en este país.
Por lo anterior, necesitamos, hoy más que nunca, actuar bajo el estándar de debida diligencia frente a la violencia contra las mujeres, ya que vuelve urgente producir información adecuada que permita el diseño y la evaluación de políticas públicas en la materia.
Al respecto, el Comité de la CEDAW, en su reciente Recomendación General 35, señala que se deben adoptar medidas de coordinación, vigilancia y recopilación de datos, relativos a la violencia por razón de género contra las mujeres; esto conlleva la adecuada coordinación interinstitucional para proteger y apoyar a las víctimas directas e indirectas de la violencia y el establecimiento de un sistema para recabar, analizar y publicar periódicamente datos estadísticos sobre el número de denuncias de todos los tipos y modalidades de violencia recibidas, los servicios de atención brindados, la relación entre las víctimas y el agresor, el número y tipo de órdenes de protección dictadas, el número de averiguaciones previas iniciadas, el tiempo de resolución de los casos, las condenas impuestas y las reparaciones, en particular las indemnizaciones concedidas a las víctimas y supervivientes.
Por lo anterior, celebro que esta mañana presenciemos el inicio de la operación de la plataforma de la Red de Información de Violencia Contra las Mujeres. Hasta el día de hoy, 380 mil registros, siete dependencias involucradas de diversa manera, no nada más las que imparten justicia de manera directa, sino también de donde podemos intentar empezar verdaderamente mecanismos de prevención, como pueden ser los Centros Comunitarios del DIF, las Unidades de Violencia contra las Mujeres en las Delegaciones.
Este instrumento permite que mediante una acción coordinada se arrojen insumos para evitar que las víctimas vayan de ventanilla en ventanilla, buscando el apoyo institucional frente a la problemática enfrentada, que tengan que contar una y otra vez aquello que tanto les ha lastimado; incluso evitará casos de feminicidios, los cuales en no pocas ocasiones son el resultado último de una violencia sistemática y anterior que las mujeres han sufrido durante largo tiempo.
La información no sirve si solamente se ve como información. Esta información lo que pretende, y eso es lo que hay que empujar, es que nos dé datos, porque con el dato entonces podemos hacer varias cosas. Uno, actuar de manera inmediata, precisa, coordinada, en el momento en el que lo tenemos que hacer. Dos, establecer mecanismos para la prevención. ¿Por qué para la prevención? Porque vamos a tener datos que no nos dan ninguna encuesta, que no nos dan muchos estudios que han sido el esfuerzo de muchas personas que están aquí presente, que nos dan una fotografía y luego no nos permiten ver.
Lo otro es reconocer que la violencia está tomando tintes diferenciados; que hoy tenemos por ejemplo evidencias en donde esta lógica del crimen organizado, que parece comunitario, toca a la violencia domestica cuando las mujeres nos refieren que les dicen que las van a cocer, con que las van a cortar en pedacitos, con esta lógica de normalización.
Entonces esta información lo que es, y por eso es potente, es que nos da datos, nos puede ayudar, igual a la prevención, y sobre todo nos puede ayudar a la toma de decisiones. No por ocurrencias, sino con datos, con datos que den qué está pasando, cómo está pasando, dónde está pasando y entonces qué políticas públicas tenemos que empezar a generar.
Por darles un ejemplo agravante en la Ciudad y también en el país, antes era ilógico, hace 10 años, hablar de feminicidios en niñas. Solamente hoy amanecemos con la noticia de que en esta semana ha habido tres casos de feminicidios en niñas, brutales, en diferentes estados de la República. Esto nos habla de cómo las políticas no son de una vez y no son de ocurrencias. Tienen que tener información, nos tiene que seguir ayudando y por eso esta es una herramienta potente, esta es una herramienta que celebramos quienes no nada más celebramos ser partícipes de la agenda de género, de la agenda de los derechos de las mujeres, sino que sabemos que si no tenemos garantizados y defendidos los derechos de las mujeres, no tendremos garantizados y los derechos defendidos de nadie, porque los derechos de las mujeres implica el derecho de todas y todos los que nos rodeamos y compartimos este mundo.
Quisiera finalizar diciendo que abrir caminos para garantizar el derecho a una vida libre de violencia para las mujeres, a través de la puesta en marcha de estos recursos sencillos, rápidos e idóneos, que no quiere decir que no hayan sido complejos en instrumentación, que no hayan requerido, como ya lo dijo Tere, horas y horas y horas de reuniones, de trabajo, de coordinación, son idóneos para hacer frente a este grave flagelo que constituye una acción impostergable y estoy cierta de su prioridad para todas las instancias que el día de hoy nos hemos dado cita aquí y todas las personas en relación a esto.
Finalmente, además, estamos frente a algo que mundialmente no existe en ningún lado. Ninguna ciudad de las dimensiones de esta Ciudad, o sea ninguna mega ciudad, ninguna mega urbe, como esta Ciudad de México, tiene una herramienta como esta Red de Información de las Violencias. Somos pioneros en esto en esta Ciudad y por estoy muy orgullosa de ser chilanga y muy orgullosa de estar aquí.
Gracias.