Discurso 83/2018
24 de septiembre de 2018
Muy buenos días a todas y a todos, a quienes me acompañan aquí enfrente, el Jefe de Gobierno, Memo, Ricardo, Paola, Ángela, María, Ruth.
El concepto de reinserción social deja atrás esas valoraciones morales y sicológicas que ubicaban a la persona responsable de un delito como un objeto de tratamiento por parte del Estado. La reinserción social considera al infractor de la norma penal como un sujeto normal que debería cumplir una pena por un acto cometido. No es un desadaptado, no es degenerado, no es un perdido.
Este año la Ley Nacional de Ejecución Penal adquirió plena vigencia y tiene como uno de sus fines hacer efectiva esta disposición constitucional y regular los medios para lograr la reinserción social.
Esta norma obliga a la autoridad penitenciaria a realizar programas que permitan la reinserción y señala a las autoridades correspondientes para que a través de los servicios pos-penales fomenten la creación y promoción de espacios de orientación, apoyo y desarrollo personal, laboral, cultural, educativo, social y de capacitación.
En esta Ciudad, ya lo decía Ricardo Raphael, vamos de avanzada. Tenemos un Instituto único en el país y en muchos países de la región, así lo van a estar analizando en estos días, que nos pone a la avanzada, y también nos pone a la avanzada de los retos, de las estrategias; porque las cosas se pueden decir en papel de cierta manera y en la norma de cierta manera, pero ejecutarlas eso requiere de esfuerzos institucionales como éste que tiene esta Ciudad.
En ese mismo sentido, la Constitución de la Ciudad de México, vigente hace apenas ocho días, reconoce a las personas privadas de la libertad como un grupo de atención prioritaria, con el derecho a vivir en condiciones de reclusión adecuadas que favorezcan su reinserción social y familiar.
Si bien es cierto que ha habido avances considerables como los que se han señalado, y no es lo mismo el sistema penitenciario que hace unos años, los retos que se presentan al día de hoy son también mucho muy complejos.
A los retos estructurales que significa la reinserción social existe otro profundamente complejo y es generar en la sociedad una transformación cultural que permita la aceptación social de las personas liberadas, en una cultura en que la cárcel se asocia al castigo y el castigo a la conducta desviada o degenerada. El estigma de haber estado privado de la libertad provoca el rechazo de la sociedad a la que se pretende reinsertarse.
En este sentido, la obligación de las instituciones públicas que deben garantizar el derecho a la reinserción es promover la cultura de la aceptación de las personas que fueron privadas de libertad y cumplieron su condena. Si en el cambio normativo se puedo dejar atrás las concesiones morales y extrajurídicas sobre los infractores de la ley para reconocerles como sujetos de derecho, es necesario promover este cambio también en la sociedad.
Este tipo de encuentros, como en el que día de hoy estamos aquí, gracias al trabajo día a día, constante y cotidiano de Paola y de Ángela, y naturalmente con el cobijo de la Secretaría de Gobierno y la Jefatura de Gobierno para realizarlo, son detonantes de cambios culturales.
Es necesario que por medio de estos espacios se articulen esfuerzos institucionales y se construyan redes sociales entre diversos actores que promuevan esta transformación cultural y que permitan la reinserción social de cientos y miles de personas para todos los delitos, para todas las penas.
Quienes vivimos en la lógica de la ética de la esperanza, la ética de la esperanza que básicamente se traduce en amanecer cada mañana y volver a empezar, en sonreír aunque nos duela, el buscar un camino exactamente porque transcurrimos ahí. Estos espacios y esta agenda forman parte exactamente de eso: de la lógica, de la ética, de la esperanza. Esa ética de la esperanza que aquí se conjuga, no nada más a lo que individualmente nos toca y es a renovarla día con día, a vivirla trazo con trazo, sino también a la vez de que buscamos nuestro camino todos los días bajo esa ética, ayudar a los otros a buscar ese camino.
Por eso aplaudo que al estar aquí, y en esa búsqueda, se alimente la propia en lo colectivo; y espero, y estoy segura, que en estos tres días, todos y cada uno de ustedes hará lo propio. Bienvenido sea. Muchísimo éxito en estos días. Gracias.