Discurso 102/2018
20 de noviembre de 2018
Muy buenos días, todas, todos, y todes. Muchísimas gracias a quienes nos acompañan aquí, José Ramón, Patricia, Carolina, Edgardo, Jan, Claudia…
Saludamos desde la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México; con mucho gusto, esta iniciativa promovida desde el Mecanismo local, muy impetuosamente por Claudia Cruz, sobre el Seminario Internacional: Perspectivas, Retos y Buenas Prácticas para la Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, que busca fortalecer las capacidades de los diversos actores interesados en resguardar desde el espacio público el ejercicio de la libertad de expresión y el Derecho a Defender.
Ya lo decía Patricia: ‘quizá es un momento adecuado’. Es un momento adecuado para hacer un alto, para reflexionar qué se ha hecho, qué no se ha hecho, cuáles son los obstáculos, cuáles son las cosas que han favorecido el desarrollo de estos Mecanismos de Protección a nivel federal y a nivel local. Pero también, qué se viene para adelante y cómo tendríamos qué recuperar exactamente las buenas, pero quizá también las malas prácticas alrededor de lo que es una agenda que lamentablemente es una agenda prioritaria de derechos humanos en este país.
Defender los derechos humanos en las Américas ha sido y sigue siendo una actividad extremadamente peligrosa. A pesar de los esfuerzos realizados por las autoridades de los Estados en la última década para mejorar las situación de personas defensoras de derechos humanos, la Comisión Interamericana continúa observando mediante sus diferentes mecanismos de monitoreo, un incremento en la violencia, amenazas, intimidación contra personas defensoras de derechos humanos, el deterioro de la situación general de seguridad y la inefectividad de las medidas de protección en muchos casos.
Por otro lado, el asesinato de periodistas y comunicadores sociales por motivos relacionados con su trabajo periodístico, constituye la más grave violación de los derechos a la libertad de expresión. Los actos de violencia cometidos contra periodistas y trabajadores de medios de comunicación, no sólo vulneran en forma grave su derecho a la vida, sino que apuntan a suprimir en forma radical su derecho a expresarse libremente y generar un efecto de autocensura entre los demás trabajadores de los medios de comunicación social.
Los actos de violencia cometidos en razón de la labor que desempeñan los periodistas también afectan gravemente la dimensión social y colectiva del derecho a la libertad de expresión, dado que vulneran el derecho de las sociedades y sus ciudadanos y ciudadanas a buscar y recibir información e ideas de toda índole.
Sin desconocer que México atraviesa una grave crisis de violencia y seguridad que afecta a diversos sectores de la población, la violencia contra las y los periodistas ha llegado a niveles alarmantes que se han intensificado en los últimos años.
Sabemos que hay zonas de México en las cuales hoy, en el día a día de los periodistas, se encuentran sometidos a una fuerte intimidación originada fundamentalmente por grupos delincuenciales interesados en suprimir cierta información, pero también en la alianza de estos medios con el poder político. En esta situación de riesgo especial, resulta extremadamente difícil que los periodistas hagan investigación y publicaciones acordes.
Este escenario presenta una serie de desafíos para la protección de periodistas y trabajadores de medios de comunicación y, en particular, de un preocupante panorama de violencia contra periodistas de comunicación. El fenómeno de la violencia toma mayor preocupación en zonas o regiones con fuerte presencia del crimen organizado, debilidad de las instituciones públicas, colusión entre criminales y gobiernos locales o la precariedad en las condiciones de su trabajo.
Tanto para las personas defensoras, como para los periodistas, las acciones tanto de la sociedad civil y la respuesta del Estado, no han dado los resultados que tendrían que estar dando ante las dimensiones del problema.
Así, diversas acciones, como la Fiscalía Especial, las Comisiones Especiales y las Leyes de Protección, tienen todavía muchos pendientes y mucho camino que recorrer, como para poder decir que están deteniéndose los asesinatos, desapariciones y agresiones.
La garantía de resguardar el Derecho a Defender y la Libertad de Expresión representan un doble reto para la Ciudad de México, ya que por un lado, existen registros de agresiones y se deben generar las sanciones necesarias a las personas responsables; pero, por otro lado, también somos la Ciudad en que se concentran periodistas y personas defensoras que han sido agredidas o amenazadas en sus entidades y que se refugian aquí.
En ambos casos, toca al Gobierno de la Ciudad, al Estado que representamos también aquí en el Gobierno de la Ciudad, robustecer el marco institucional para que instancias, como el Mecanismo de Protección, desarrollen la labor de protección y para generar las condiciones necesarias para que la situación de desplazamiento estén coordinadas entre instituciones para generar y garantizar los derechos en lo que se construyen planes de retorno, planes de garantía de seguridad, planes de reparación integral.
Ante esto, ante estas obligaciones de Prevenir, Proteger e Investigar, básicamente consideramos que espacios como éste, son espacios necesarios y fundamentales para seguir construyendo mecanismos fortalecidos, mecanismos que defienden básicamente los derechos humanos de defensores y de periodistas.
Enhorabuena, y que estas jornadas de trabajo sean provechosas, no nada más en lo particular, para cada uno de nosotros y nosotras que vamos a estar aquí, sino sobre todo para el colectivo, sino sobre todo para esta Ciudad. Felicidades.