Discurso 64/2019
11 de julio de 2019
Muchísimas gracias, buenas tardes a todas, a todos y a todes. Bienvenidos a esta Comisión, ya tienen un buen rato aquí, qué bueno. Yo quiero más bien agradecer a Christian Skoog (Representante del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia UNICEF en México) y a la UNICEF por volver a estar aquí en la Comisión, de entrada con este tema. El año pasado también estuvimos analizando otro informe, y la verdad que es un esfuerzo continuo de la UNICEF en torno a darnos elementos de cómo vamos avanzando o cuáles son los retos más importantes en torno a lo que, de entrada a las personas que yo oí y me supongo que a las que no oí, plantean como un problema grave en torno a la violación de derechos de niñas, niños y adolescentes.
Lo primero es que la violencia hacia los niños no se queda nada más en lo que implica la violencia, sino que limita el ejercicio de muchos otros derechos, y entonces acabar con esto es de suma importancia porque nos va a estar dando elementos para el cumplimiento, como les digo, de otros más.
Yo quiero centrarme básicamente en una cuestión: el Informe Mundial de Violencia, el tan referido informe de Sergio Pinheiro, que tiene ya 13 años de haberse emitido, marcaba básicamente el entorno del hogar y familiar, el entorno de la escuela, el entorno de protección y justicia, aquí vamos la parte de las instituciones, y el entorno comunitario y el entorno del trabajo, básicamente para estudiar qué pasaba con la violencia alrededor de niñas, niños y adolescentes.
Hoy, y aquí está haciendo referencia y el Informe lo trae, trae un nuevo entorno, y quisiera quedarme en ese básicamente para compartir con ustedes, que es el entorno digital. Es decir, muchas cosas del Informe del 2006 siguen siendo pertinentes ahorita, pero exactamente lo que no contemplaba ese Informe es la dimensión, que alrededor de una década, ha tenido este entorno en términos de no nada más, digamos, en el potencial educativo, de relaciones y de vínculos, que esa es otra discusión, sino también como un entorno social y de vínculos que tienen que reconocerse, están siendo sujetos de violencia las niñas, los niños y los adolescentes de nuestro país y del mundo; porque además este fenómeno, a diferencia de los otros entornos, es un entorno sumamente global.
Y ya lo decían, David Pérez Esparza (titular del Centro Nacional de Información del Secretariado Ejecutivo, del Sistema Nacional de Seguridad Pública) creo lo planteaba, en términos del todavía desconocimiento que tenemos alrededor de qué pasa ahí, y de cómo además intervenimos en términos de Estado y en términos del mundo adulto alrededor de los niños para dar seguridad en estos entornos.
Déjenme compartirles, el Informe nos dice que entre los niños de 12 y 17 años al menos uno de cada cuatro ha vivido violencia como el ciberacoso. Déjenme agregarles que la Consulta Infantil y Juvenil levantada el año pasado por el Instituto Nacional Electoral, está marcando que en la Ciudad de México el 40% de las niñas, los niños y los adolescentes entre los seis y los 17 años están diciéndonos que el Internet es un entorno seguro para ellos. Quiere decir que básicamente, ya déjense que naturalmente ellos viven y son generaciones cuyas muchas relaciones, y luego en ciudades como éstas, donde la calle se ha perdido, que viven en una continua y permanente exposición a esto.
Ahí en donde sabemos que hay redes de trata; ahí es donde sabemos que lo que llamamos el acoso entre escolares, el bullying, ahora ciberbullying, se recrudece en términos de los alcances que tiene; ya no es nada más que te bulleén de contigo aquí en este momento y a la semana se olvida, sino se queda en la red, y estigmatiza y vuelve violenta la vida de muchas niñas, niños y adolescentes en el mundo y en nuestro país.
Lo que aquí además está, les recomiendo, en términos de las recomendaciones a este entorno es de suma importancia. Es de suma importancia voltear y analizarlo. Es de suma importancia generar datos específicos sobre eso, pero además es de suma importancia generar habilidades en el mundo adulto. ¿Para poder qué? Pues hacer lo que nos corresponde, y es proteger a las niñas, a los niños y a los adolescentes.
Celebro mucho y pediría que se fijaran mucho, también hay muchos datos importantes, en esta mirada donde nos coloca este Informe, que es de suma importancia, no nada más en las deudas que tenemos en los otros entornos, sino cómo están emergiendo y cómo tenemos enfrente otros, cuando no hemos resuelto los tradicionales.
Y finalmente llamar la atención sobre algo que es también, creo, muy importante señalar. Aquí mencionaban, también ahorita que llegaba, el hecho de que los estudios que hablan de adolescentes y jóvenes, y ya muchos adultos, involucrados en crímenes de alto impacto. Están hablando de que todos sufrieron violencia en su hogar y violencia cruda en su infancia. Y aquí me quiero detener en términos de todo lo que nos falta en esta lucha que también es cultural. Es de políticas públicas, sí; es de generar responsabilidad del Estado, sí; pero también es una lucha social en términos de percepciones; y hoy mucho más cuando se pretende, o se quiere pensar, que los asuntos de la infancia son asuntos privados. No, son asuntos públicos.
En esa lógica, esto nos echa atrás con números y datos algo que los mexicanos tenemos muy a flor de contestación ante las cuestionadas, porque son muy cuestionadas, iniciativas sobre el de tener el castigo corporal como medio educativo en esta país. Está la lógica de cultura en donde uno se voltea y dice: “Pues si yo, miren, miren a dónde llegué. Soy una mujer de bien porque me dieron una nalgada a tiempo”, o porque “Mis papás supieron con esa lógica educarme”. Y yo siempre digo: “Quienes logran salvar eso no lo hacen porque les pegaron, lo hacen porque tuvieron otro sistema al lado”. Tuvieron, quizá, adultos que no tienen herramientas para poder educar de otra manera y lo hacen como lo hicieron con ellos. Tienen a adultos rebasados por un contexto en donde el estrés de la Ciudad, del trabajo y de todo pues no los hace y no tenían herramientas y no tienen acompañamientos para contención y otro tipo de crianza. La mayoría lo hacen de buena fe, pensando que esa es la ruta.
Y sin embargo lo que nos dicen los datos es que los que están en la cárcel pues igual les pegaron. ¿Cuál es la diferencia? Tener junto a adultos, que si bien pueden hacer eso, pues también se preocupan por darte de desayunar, porque te vayas a la escuela bañado, porque vayas a la escuela, porque en algún momento, además de eso, te dicen te quiero, y eso es lo que hace la diferencia, no la educación con golpes, que a la larga a lo que lleva es a la normalización de la que tanto nos quejamos ahorita aquí, de lo que tanto vemos en el mundo, que los hace elegir fácilmente por la salidas fáciles y violentas, y no otro tipo de rutas de construcción de paz.
Y con ese mensaje me despido básicamente, en términos de decir sí, tenemos que seguir desarrollando políticas públicas, tenemos que seguir desarrollando legislación, pero también tenemos que asumir un reto, y eso nos toca a todas, a todos y a todes, de cambiar la lógica cultural en relación a la violencia hacia los niños, las niñas y los adolescentes.
Muchísimas felicidades y este tipo de cosas sirven para actuar, y muchísimas gracias a UNICEF por darnos estos elementos para actuar. Gracias.