Discurso 99/2019
04 de noviembre de 2019
Muy buenas tardes a todas, a todos y a todes. En el marco de una tradición tan nuestra como es el Día de Muertos, Para la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México es un orgullo tener aquí el 4º Congreso de la Red Latinoamericana de Egresados de Protección. Este evento no lo organizaron hace una semana, llevan trabajándolo desde hace varios meses; aquí está básicamente todo el año. Por eso estoy segura que va a ser un gran evento, porque quienes están abocados a que esto se hiciera realidad han trabajado y construido un programa que conocen y que es muy rico en mesas y trabajo intenso durante dos días. Agradezco a quienes están aquí en la inauguración.
Estamos iniciando el mes conmemorativo a los 30 años de la Convención de los Derechos del Niño. El tener discusiones como esta alrededor de tres décadas son altamente pertinentes. No se entiende la diferencia entre protección y tutelaje. No se entiende y todavía es algo que no se trabajaba hace 30 años que es esto de la autonomía progresiva. Hay muchas maneras de abordar quizás los grandes retos culturales y de resistencia con la mirada de derechos; no nada más de la mirada de los derechos de niñas, niñas y adolescentes (NNA), sino también de las personas con discapacidad o también con las poblaciones indígenas. Esta manera siempre de miradas tutelares son las que persisten y las que poco abonan a lo que son y lo que la Convención nos plantea como un cambio radical de concepción.
Cuando entendamos que cuando nacemos, lo que empezamos a construir y debemos de construir es básicamente la autonomía, lo que estamos haciendo cuando hablamos de desarrollo y crecimiento es exactamente cómo nos construimos en la autonomía. En ese momento vamos a implicar muchísimas cosas.
Este reto implica… y tenemos que hablar de las barreras que implican la concepción y el cambio cultural hacia la autonomía. Nos podríamos explicar por qué estamos tan en pañales en relación a la participación de niñas, niños y adolescentes en general, como principio y concepto a desarrollar.
Creo que, por eso, más que bien y más que pertinente el poder hablar de esto, porque no nada más es una barrera cultural y una barrera social que implica avanzar poco en el ejercicio y la garantía de derechos, sino que no nada más la limita en términos de las niñas y los niños, también el trabajo que hacemos.
Hay una mirada, y eso también domina hoy, cada vez más, no nada más esta mirada que necesitamos proteger porque hay una incapacidad del otro, sino también por el otro extremo, una mirada que habla de capacidades que van mucho más allá, digamos, del orden socialmente aceptado. También es está la limitación de la autonomía, esta mirada de riesgo, esta mirada en donde también lo que hacemos y al no colocarlo en el centro, hace prevalecer estas miradas que hablan más bien de cómo protegernos de ellos; por los dos lados, es la sobreprotección del mundo adulto con relación a NNA.
Bienvenidas, bienvenidos y bienvenides. Muchas gracias por elegir la Comisión para estar aquí, para tener estas discusiones, les deseo el mejor de los éxitos.