Boletín 01/2021
3 de enero de 2021
Para atender de manera específica las preocupaciones y expresiones de ansiedad y estrés de las más de 40 mil Niñas, Niños y Adolescentes (NNyA) que participaron en la Consulta Infancias Encerradas, la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México (CDHCM) impartió talleres virtuales para más de 4 mil personas cuidadoras, en temas de duelo, empatía y manejo emocional.
De acuerdo con la Presidenta de este Organismo, Nashieli Ramírez Hernández, la CDHCM tiene entre sus obligaciones proveer servicios y acciones para este grupo de atención prioritaria, lo mismo que promover e incidir en las instituciones de Estado para el pleno ejercicio de todos sus derechos.
En el marco de la XI Asamblea del Instituto Latinoamericano del Ombudsman-Defensorías del Pueblo (ILO) y del Seminario Virtual Hermanas Mirabal “Derechos Humanos en el marco de situaciones excepción, Rol de las Instituciones de DDHH”, reiteró su compromiso con la agenda de derechos de las NNyA, así como para fortalecer la participación y escucha de las necesidades de esos grupos etarios.
“Desde las instituciones regionales, nacionales y locales de protección a derechos humanos, podemos fortalecer su participación, apoyar su acceso a mecanismos de salud mental y apoyo psicosocial, y recopilar datos con enfoque diferencial para alimentar la toma de decisiones.
En su exposición sobre la “Mirada generacional de los DDHH en el marco de la pandemia (infancia, adolescencia y juventud)”, llamó también a diseñar e implementar estrategias de atención y mediación ante el posible y predecible aumento de la conflictividad social; así como a difundir y promover campañas para evitar la estigmatización y discriminación de los jóvenes como responsables del incremento de contagios de COVID-19.
“En muchos países, incluyendo México y los de la región, se apunta contra las y los jóvenes como responsables del incremento de contagios, por ser una población para la que las medidas de distanciamiento social y la falta de movilidad han tenido un impacto mayúsculo”, apuntó.
Ramírez Hernández señaló también que, en el marco de la pandemia, las NNyA y personas jóvenes han quedado invisibilizados, con poca información desagregada en términos sanitarios, aunque se sabe que las y los niños de cero a nueve años significan 4% del total de casos, y entre jóvenes de 15 a 24 pasó de un promedio mundial de 4.5%, y ha creciendo hasta 15% o 20%.
Esas cifras, no obstante, han llevado a suponer que el impacto de la pandemia es menor entre las NNyA, pero no es así, mucho menos en términos del ejercicio de sus derechos humanos, sobre todo los Económicos, Sociales y Culturales, ante las medidas de distanciamiento social que se les han impuesto y que de manera evidente repercuten en el disfrute de su derecho a la educación, con la modalidad a distancia, e incrementado la brecha de desigualdad, tanto en el nivel básico como entre jóvenes en nivel universitario.
Los impactos negativos de la pandemia entre las NNyA se aprecian también en los niveles de pobreza, que son mayores comparación con los de la población adulta, en términos de salud mental, la cual está más comprometida entre adolescentes y jóvenes, con problemas de ansiedad y estrés.
Las condiciones estructurales para las y jóvenes también se recrudecen, al hacerlos más vulnerables cuando se integran al mercado de trabajo.
En cuanto a su salud reproductiva y derechos sexuales, las y los jóvenes tampoco han podido tener un seguimiento, además de que persisten altos niveles de violencia y de conflictividad social.
“Están aumentando las violencias en las familias, al interior del hogar, y de continuar en este contexto adverso, aumentará la conflictividad social, ante lo que nos toca a los Ombudsperson, a las instituciones del Sistema No Jurisdiccional, avanzar sobre los procesos de mediación e interlocución para contener lo que se viene”, subrayó.