Discurso 19/2021
25 de mayo de 2021
Muy buenos días a todas, todos y todes, a las personas que están aquí presentes en uno de los primeros eventos en este año ya con Semáforo Amarillo en la Comisión. Somos pocos porque así está catalogado, sino seríamos muchos más con los que nos están viendo vía remota en este momento.
Saludo a la Subdirectora y al Subdirector del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL); y con mucho afecto a Lucina Jiménez, su Directora.
La violencia de género es una práctica extremadamente arraigada en todas las áreas de nuestras vidas. Aún vivimos en un sistema de valores heteropatriarcales que es fundamental cuestionar, repensar y enfrentar día con día.
En los últimos años, ese cuestionamiento ha sido llevado con más fuerza a la arena de la opinión pública por las generaciones jóvenes de mujeres que ─respaldadas por la contribución previa del feminismo─ abanderan hoy estrategias contundentes y novedosas de denuncia de la violencia de género en todas sus expresiones y ámbitos.
La existencia de patrones socioculturales ─a los que ya hizo referencia Lucina cuando participó─ que fomentan los estereotipos de género conducen a la naturalización y justificación de la discriminación y la violencia: existe un espectro amplísimo de conductas de violencia de género que no sólo dañan gravemente la vida de las víctimas directas, sino que configuran un panorama generalizado de hostilidad en contra de las mujeres.
Dichas conductas abarcan desde señalizaciones normalizadas en la cotidianeidad ─como los chistes sexistas─, hasta delitos como la violación o el feminicidio. No son acciones aisladas, sino que representan un fenómeno sistemático, sistémico y autosustentable.
Así lo ha sostenido la Comisión en su Recomendación 05/2019 de respetar el proyecto de vida y el acceso a una vida libre de violencia de las mujeres víctimas de acoso y hostigamiento sexual en ámbitos laborales y educativos.
Desde esta Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México consideramos que la falta de mecanismos de atención oportuna a los casos de acoso y hostigamiento sexual aumenta los costos de la denuncia para las agraviadas, perpetúa la impunidad y genera condiciones para posibles represalias por parte de los agresores.
No basta con que existan leyes o protocolos en la materia, sino que es necesario que se brinden herramientas de apoyo a las víctimas que les permitan visibilizar las desigualdades estructurales, las categorías ocultas y los ajustes razonables requeridos para atacar de fondo un problema tan arraigado.
El ambiente educativo no es la excepción de escenario en el que se reproducen y manifiestan estas conductas. La prevención y atención de la violencia de género en ese espacio físico e inmaterial incluye retos adicionales.
En el análisis de la violencia de género en centros escolares y laborales es fundamental observar y contextualizar las acciones en concordancia con las relaciones de supra y subordinación formales y materiales.
Asimismo, a la aplicación de la perspectiva de género se debe sumar la aplicación de otros enfoques diferenciales. Una comunidad escolar adolescente y juvenil requiere de la aplicación de la consideración sobre la edad para la implementación de cualquier estrategia.
Es decir, la interacción, prevención, atención de casos deben cruzar por el reconocimiento de un análisis de contexto para que realmente puedan concretarse cambios estructurales que modifiquen la situación de violencia de género de raíz.
Por su parte, la responsabilidad en cualquier centro educativo sobre su alumnado ─sostienen tanto la Suprema Corte de Justicia de la Nación como la Corte Interamericana de Derechos Humanos─, se traduce en un estándar reforzado de protección que en el caso de niñas, niños y adolescentes debe priorizar el Interés Superior, y en cualquier otro caso garantizar seguridad y un espacio libre de violencia, que incluye procedimientos para la prevención, la investigación, la atención, así como la orientación interdisciplinaria oportuna que representa un apoyo diferenciado tanto para el alumnado como para el personal docente, y en este caso también sus familias.
Es a partir del reconocimiento sobre la importancia de implementar estrategias firmes, integrales, pertinentes al género, a la edad y a otras características, que se identifica la oportunidad de la firma de este Convenio de Colaboración entre la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, para generar acciones que contribuyan a prevenir, sancionar y erradicar la violencia hacia las personas en centros de trabajo y escuelas del INBAL.
A través de esta cooperación, se constata la disponibilidad del INBAL para sentar las bases para la garantía de derechos a la comunidad escolar que impulse la consolidación de una cultura institucional basada en los principios de igualdad y no discriminación, así como de cero tolerancia a la violencia contra las mujeres como principios rectores.
Asimismo, se reitera el interés institucional de este Organismo para fungir como un puente de diálogo y para dar y construir colectivamente una relación cordial y respetuosa entre todas las partes.
Mediante el Convenio, la Comisión podrá colaborar en torno a la consolidación de objetivos de esta unión de manera que brinde un acompañamiento institucional de cara a la obligación del INBAL de erradicar la violencia de género contra las mujeres en su ámbito o con motivo de sus actividades académicas:
* Orientación y asesoría jurídica a las víctimas que así lo requieran.
* Diseño y difusión de materiales promocionales del derecho a una vida libre de violencia y los mecanismos para hacerla valer dentro del Instituto.
* Implementación de acciones de capacitación en prevención y atención del hostigamiento y acoso sexual en los centros de trabajo y escolares.
* Revisión de la normatividad interna, con el fin de armonizarla de conformidad con los estándares nacionales e internacionales más protectores en materia de derechos de las mujeres.
* Y formación en resolución de conflictos para facilitar la adquisición de herramientas necesarias para conjuntar y proteger los intereses de la comunidad desde el enfoque de la justicia restaurativa cuando ésta sea aplicable.
Estas son las líneas y estrategias generales que contempla este Convenio y del cual, además, ya hemos venido construyendo las bases. Estamos ante un evento que formaliza, ya parte ─como lo decía Lucina─ de un camino que ya hemos estado recorriendo en colectivo y en coordinación con el INBAL:
La implementación de políticas de prevención, atención, sanción y erradicación de la violencia de género requiere una normatividad clara y centrada en las necesidades de las víctimas; un cuidado especial en realizar investigaciones y aplicar medidas con perspectiva de género que eviten la impunidad; así como métodos para garantizar la no repetición de conductas violatorias de derechos y para evitar la victimización secundaria.
La Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México pone a disposición de las alumnas en lo individual y colectivo, así como de las autoridades responsables del INBAL, sus capacidades técnicas y experiencias de diálogo y defensa de derechos humanos.
El proceso de reformular las dinámicas de la interacción social en un entorno laboral o escolar requiere transformaciones profundas; por ello, será esencial asegurar la participación de integrantes de cada uno de los sectores que integran la comunidad en el monitoreo y vigilancia de estos compromisos. Esto será también la única manera de avanzar hacia la reparación integral del daño individual y colectivo infligido a lo largo de los años.
El INBAL constituye un espacio importantísimo para la construcción y difusión del arte y la cultura en México. Como todo microcosmos sociocultural, refleja las realidades, prioridades y expectativas del país entero.
Así, la plataforma de formación que provee debe reproducir el apego estricto de los derechos humanos, generar espacios sanos y libres de violencia, fomentar el empoderamiento de las mujeres y la visibilización en atención a sus luchas.
Será un verdadero gusto participar con esta institución en la reconfiguración de estos nuevos paradigmas y este reto institucional. Sin duda además ─como Lucina lo recalcaba─, el día de hoy es significativo.
Simplemente decir que en este entorno por lo que luchamos, y lo que esperamos lograr con este Convenio y este trabajo colectivo y coordinado, es que muchas más mujeres jóvenes y adultas sepamos latín, como diría nuestra querida Rosario, y que podamos también libremente bailar, nadar y cantar en esto ríos de leche de cocodrilo de nuestra querida Leonora Carrington.
Gracias.