Boletín 124/2021
4 de julio de 2021
Es fundamental garantizar el derecho de las personas a ser escuchadas en los asuntos que les conciernen, especialmente a mujeres, niñas, niños y adolescentes (NNyA). Las consultas y el diálogo intergeneracional fungen como una herramienta imprescindible para elaborar diagnósticos integrales en el contexto de la emergencia sanitaria, principalmente en América Latina.
Así lo destacaron la Presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México (CDHCM), Nashieli Ramírez Hernández; y la fundadora de la plataforma Tremendas (colectivo de jóvenes) e integrante de Beijing +25 Global Young de ONU Mujeres, Julieta Martínez Oyarzún; al llevar a cabo un análisis del estudio “Encontrando Esperanza: Experiencias de mujeres, niños y adolescentes durante el COVID-19, en sus propias palabras”.
Dicho estudio fue elaborado por la Alianza para la Salud de la Madre, el Recién Nacido y el Niño de la Organización Mundial de la Salud (PMNCH, por sus siglas en inglés) el cual identificó los desafíos y las soluciones que se han implementado durante la emergencia sanitaria con este grupo de población.
Al abordar el caso de América Latina, Ramírez Hernández y Martínez Oyarzún explicaron que las mujeres reportaron padecer más violencia durante la emergencia sanitaria. Esta información coincide con tendencias previamente detectadas en la región, como el aumento de trabajo no remunerado de las mujeres y la contracción del mercado laboral en 23 millones de personas.
Respecto a las afectaciones en salud mental, muchas mujeres, particularmente aquellas que trabajan en el sector informal, declararon sentir mayor estrés. En el caso de Colombia, 67% de las mujeres jóvenes dijeron estar preocupadas por la ansiedad o la depresión.
En materia de educación, PMNCH indicó que al menos la mitad de las personas se enfrentaba a la limitación en el uso de la tecnología (indispensable hoy para ejercer el derecho a la educación, al entretenimiento, al acceso a la cultura, entre otros derechos). Lo anterior profundiza la brecha de desigualdad ya existente previa a la pandemia, por lo que también afectó al derecho de no discriminación.
El 50% de las personas de 10 a 29 años tiene problemas para seguir estudiando debido a una limitación en el acceso a medios tecnológicos, lo cual es alarmante. En casos como el mexicano, se ha generado un declive en las reinscripciones al nuevo ciclo escolar. Es tal la gravedad del rezago que la región se ha visto forzada a realizar ponderaciones constantes sobre la posibilidad de reanudar actividades presenciales, aún en periodos con tasas elevadas de contagios y hospitalizaciones.
La Presidenta de la CDHCM y Fundadora de Tremendas indicaron, de acuerdo con el estudio, que en América Latina y el Caribe sólo el 33% de los jóvenes de entre 13 y 29 años sabía cómo se transmitía el COVID-19. Este desconocimiento y las medidas de prevención necesarias para evitar su transmisión, alertan sobre la necesidad de estrategias de información dirigidas a NNyA; se debe recordar que el derecho a la información es un derecho “llave” para acceder a otros como el derecho a la salud, por ejemplo.
Esta situación, enfatizaron, representa una oportunidad de atender con urgencia y evitar el crecimiento de una generación afectada por la falta de protección. Por este motivo, será imprescindible generar esfuerzos concertados no sólo para detener la ampliación acelerada de la brecha digital previas a la pandemia, sino también para revertirla progresivamente.
Cabe destacar que PMNCH es una gran Alianza de más de mil organizaciones a nivel mundial que defiende y promueve la salud y el bienestar de mujeres, niños y adolescentes.
En el estudio “Encontrando Esperanza”, recopiló datos de más de 30 mil mujeres, niñas, niños y adolescentes en 43 países con la colaboración de sociedad civil local y organismos internacionales con una participación destacable de América Latina y el Caribe.
El estudio documentó situaciones que afectan los derechos humanos a la salud, derechos sexuales y reproductivos, información, alimentación, entre otros. A su vez, se comprobó que esos efectos tienen un impacto diferenciado en las personas en función de su género y edad.
Versión PDF