Discurso 16/2022
15 de junio de 2022
Buenas tardes a todas, todos y todes quienes están aquí y a quienes nos están siguiendo por las redes sociales.
Saludo de manera especial y con mucho agradecimiento a Silvia Chica, Directora del Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia; a Salomón y a Patricia, quienes acompañaron la creación de la página de esta memoria.
Y principalmente agradezco, de manera muy especial, la presencia de Diana, Maribel, Jacqueline y Laura, quienes están aquí acompañándome, pero sobre todo de quiénes están aquí enfrente también acompañando básicamente la socialización de un proyecto que tiene ─como ya lo han dicho, y no voy a repetir lo que cada una de ustedes planteó─ un significado muy especial en lo personal y en lo colectivo.
Este proyecto surge de un proceso de demanda ante una reparación colectiva. Es decir, es un proyecto reparatorio; es decir, el daño está hecho y es un proceso que avanza un poco en todo lo que implica el dolor, el daño y todo lo causado no por la desaparición, sino por las omisiones para la búsqueda y para encontrarlos. Eso es lo que se resalta.
Y entonces, sí alimenta el alma de cada una de ustedes, el corazón de cada una de ustedes, la memoria también es básicamente para poderla transmitir a quienes creen que esto no les va a pasar, o a quienes culpabilizan, o a quienes piensan que estas cosas le suceden a la gente que “se lo merece”, y que generalmente uno nunca se merece eso.
Por eso es importante este proyecto y por eso es importante conocer, valorar y ver con nombre, con nombre y con nombre este tipo de…, es decir, dónde están, qué hay detrás de eso; y sobre todo qué hay detrás de la vida cotidiana y la lucha de todos los días de cada una de ustedes, madres, hijas, hermanos, tías. Gente de la comunidad que finalmente no va ─como lo dicen ustedes con amor─ no va a parar nunca, nunca, nunca.
El agradecimiento más bien no es para la Comisión. Es para ustedes, en confiar en la Comisión y en las limitaciones que tienen las Comisiones de Derechos Humanos.
Las Comisiones de Derechos Humanos lo que hacemos es tratar de hacer un seguimiento de lo que la autoridad tendría que estar haciendo, y naturalmente lo hacemos limitadamente. Ojalá pudiéramos hacer más en términos de actuar y de poder nosotros avanzar. Pero sí quisiera que siempre pensarán que los elementos que ustedes demandan, si piensan que no están siendo resueltos, nos lo digan. Y nosotros, con todo lo que podemos o no podemos hacer, les diremos hasta aquí podemos llegar, esto no lo podemos hacer.
Lo que no queremos alimentar, ─y eso se los digo sinceramente y desde la posición de Presidenta de esta Comisión─ lo que no pretendemos alimentar es revictimizarlas. Y la revictimización, si se llega a suceder en esta Comisión, la vamos a parar.
Entonces no es una necesidad de agradecimiento, es nuestra obligación de no revictimizar, de no revictimizarlas y de apoyarlas en la medida de las limitaciones de la Comisión, en donde nos quepa y podamos hacerlo, y en eso siempre van a tener los brazos y las puertas abiertas en esta Comisión.
Si no la han tenido, háganlo saber y lo contendremos. Esta Comisión hace y realiza este trabajo; y como les digo, tiene limitaciones porque no somos vinculante, es decir, no podemos obligar a la autoridad que haga las cosas que tiene que hacer muchas veces, pero por lo menos podemos señalárselas. Tenemos espacios como éste. Tratamos de hacer visibilización, de acompañar a los colectivos y a los colectivas en lo que ellas y ellos nos piden.
Emitimos Recomendaciones. Emitimos la primera Recomendación de un estándar que es el derecho a ser buscado, que es la lógica de lo que ustedes hacen todos los días. Y eso intentamos hacer para caminar. Pero quizás ─ y estoy segura─, que ante las dimensiones de lo que estamos hablando no basta.
Entonces, en esa lógica siéntanse no nada más, en verdad, bienvenidas y bienvenidos, quizá hasta para la compañía de decir: esto no lo podemos hacer, pero podemos hacer otra cosa y poder acompañarlas.
Hay, y sabemos, que la desaparición ─y lo que estamos hablando aquí─ es una de las grandes crisis de Derechos Humanos en este país y en esta Ciudad.
No podemos no nada más no ser empático, vimos las historias y me parece que no podemos ser omisos. Entonces, por favor, siéntanse en toda la confianza de hablarlo, de decirlo, de reclamarlo y de demandarlo, porque están en su derecho.
Permítanme entonces… Más bien desde la Comisión agradecer la confianza para poder presentar esto. Decirles que su memoria aquí en la Comisión estará resguardada, será promovida y será compartida. ¿Para qué? Para que su lucha también sea una lucha compartida cada vez más por más personas, porque también eso vale. La presión social vale.
La presión de muchas personas reclamando que no haya un desaparecido o una desaparecida más en este país tiene que hacerse oír. La presión para que la memoria de estas 61 personas, pero muchísimos más de los 100 mil, esté en la memoria de cada uno de nosotros y nosotras es importante.
Permítanme concluir simplemente compartiendo con ustedes un poema de Amalia Córdoba que dice así:
“No estás. Y si te digo que llegues. Y si me escondo en tu nombre. Y si me enoja tu ausencia. No estás. Es lo único que dejaron. Es lo único que desgarra y es al mismo tiempo lo que sostiene incertidumbre, enojo y dolor. No estás. Lucho en tu ausencia contigo a mi lado. No como recuerdo borroso, como quieren los que te llevaron, sino con mi fuerza, como lo que amo, porque vivos se los llevaron, vivos los queremos”.
Gracias.